Samsung presentó la última generación de sus smartphones, la familia de los Galaxy S10. Se trata de una línea de cuatro dispositivos: S10, S10 +, S10 5G y el más económico de todos, el S10e. Además, y como dispositivo más disruptivo, también dio a conocer el Galaxy Fold, el primer smartphone con pantalla plegable de la marca surcoreana, que se prevé que salga al mercado en abril por unos 2.000 dólares.

Pero el detalle más llamativo de los nuevos S10 de Samsung es el sensor ultrasónico de huellas dactilares que está integrado en la pantalla de sus tres principales nuevos teléfonos.

Los últimos iPhone, por ejemplo, tienen sensores frontales de identificación facial, mientras que los más antiguos tienen un lector de huellas digitales integrado en el botón de inicio. Sin embargo, las cámaras y los botones ocupan un espacio considerable o bien precisan de un notch en la parte superior de la pantalla. Otra alternativa utilizada hasta ahora era la de colocar sensores biométricos en la parte posterior del teléfono, como en el caso de los Samsung S9 y S9 +, que llevan allí sus sensores de huellas dactilares.

Pero en la nueva familia Samsung S10, el nuevo lector de huellas digitales escondido debajo de sus pantallas es ultrasónico –salvo el S10e de prestaciones y precio algo más contenidos–, lo que significa que utiliza ondas de sonido para detectar una imagen tridimensional de la huella digital. Esas ondas de sonido rebotan en el dedo y vuelven al móvil, permitiéndole ver las crestas de la huella, así como la profundidad de sus valles.

Esta tecnología es diferente a la de otro tipo de sensores de huella digital, que son capacitivos u ópticos. Los iPhones más antiguos, por ejemplo, tenían sensores capacitivos integrados en sus botones de inicio. Esos sensores no emiten ningún tipo de ondas de sonido de forma activa, sino que simplemente detectan el patrón bidimensional de la huella. Un sensor capacitivo, por ejemplo, detecta las diferentes cargas eléctricas producidas por la diferencia de altura de las crestas y valles cuando se presionan contra el sensor. Por otra parte, un sensor óptico de huellas dactilares utiliza una imagen de la huella.

Los sensores ultrasónicos de huellas dactilares pueden sentir el flujo sanguíneo. Eso significa que si alguien con las peores intenciones amputara el dedo al propietario de un S10 y tratara de usarlo para desbloquear su teléfono, seguramente no funcionaría porque la falange amputada no tendría riego sanguíneo y no sería reconocido por el preciso lector de huellas. Los sensores ultrasónicos, asimismo, hacen un mejor trabajo de lectura de una huella dactilar que los citados sensores ópticos o capacitivos cuando el dedo está mojado o sucio.

El Samsung Galaxy S10e, como ya se ha mencionado, no incorporará el lector ultrasónico y vendrá de serie en su lugar con un lector capacitivo de huellas digitales en el lateral del teléfono.