Los bebés son extremadamente delicados. Investigar con ellos no es fácil. La Declaración de Helsinki (adoptada por primera vez en 1964) establece normas especiales para proteger a la población vulnerable, como los recién nacidos. Estos no pueden dar su consentimiento y dependen totalmente de sus padres o tutores para la participación en estudios. Por eso la Declaración de Helsinki, entre otras medidas, limita lo que se puede hacer y lo que no.
Que una prueba sea segura en adultos no quiere decir que lo sea también en un bebé, ya que su cerebro y cuerpo están en constante desarrollo. Tampoco pueden utilizar palabras para expresar cómo se sienten, requiriendo de tecnología especialmente avanzada para poder interpretar las reacciones fisiológicas, como el latido del corazón o el movimiento ocular.
Todo este conjunto de normas y complicaciones provocan que los ensayos clínicos se demoren bastante porque se prioriza la seguridad y bienestar del bebé. Sin embargo, BabyBot podría marcar un antes y un después, ya que imita los comportamientos de un bebé humano. Te contamos cómo es este robobebé que podría cambiarlo todo.
Una alternativa segura y ética para investigaciones con bebés

BabyBot es un innovador robot infantil blando que está diseñado para imitar las conductas de alimentación tempranas y el desarrollo motor oral. Cuenta con una boca sensorizada, una lengua robótica blanda y circuitos neuronales, lo que le permite simular los reflejos de alimentación complejos de la etapa que va desde su nacimiento hasta los seis meses.
Este robot bebé ha sido desarrollado por un equipo de la Escuela Politécnica Federal Suiza de Lausana (EPFL) y Nestlé Research Lausanne. BabyBot reproduce con precisión las respuestas de un bebé humano a diversas texturas y condiciones de los alimentos, así como los potenciales desafíos de la succión inmadura y los reflejos nauseosos.
El equipo de investigadores está satisfecho con el invento porque ofrece una alternativa segura y ética a las pruebas en humanos. Como hemos comentado anteriormente, la investigación con bebés es muy complicada porque no pueden expresarse usando palabras y hay diversas normativas que priorizan su seguridad.
BabyBot abre nuevas puertas en la atención pediátrica, biología evolutiva e ingeniería biomédica. La clave está en que es un robot blando, y los robots blandos pueden imitar comportamientos humanos como comer, tragar y mover la lengua gracias a que están hechos e materiales que se asemejan a los tejidos humanos. En este caso concreto, puede manipular alimentos líquidos y semisólidos, así como realizar comportamientos de alimentación acordes con las etapas de desarrollo, como la alimentación con biberón y cuchara.
Parece ser que esta es la única plataforma que replica la alimentación infantil en múltiples etapas. Los investigadores ya están pensando en futuras mejoras para hacerlo todavía más realista, como funciones de masticación, saliva artificial e inteligencia artificial incorporada para optimizar el procesamiento sensorial y el control adaptativo. Todos los detalles están publicados en Nature.