Al norte de Copenhague, en una localidad llamada Frederiksborgvej la luz nocturna es roja. Y, no, no tiene nada que ver con actividades más o menos ilícitas como las que se desarrollan en cierto barrio de Amsterdam: tiene que ver con os murciélagos. El tono carmesí de la luz que ilumina las noches de esta población danesa es así para proteger a los murciélagos.

Decisión municipal

En la población, reside desde hace años una importante colonia de murciélagos que el alcalde quiere proteger. La luz roja, explica el consistorio local garantiza la seguridd del tráfico y, al tiempo, permite a los murciélagos vivir más felices que la luz blanca. Es, explica el primer edil, “una manera inteligente” de “equilibrar” las necesidades de animales y humanos. En Holanda, en concreto en Nieuwkoop, han hecho lo mismo. 

¿Por qué rojas?

La luz roja contiene longitudes de onda largas y, a diferencia de las luces de onda corta (azul, verde o blanca) no parece afectar negativamente a los murciélagos, que tiene más fácil buscar comida -polillas, moscas, mosquitos, escarabajos, arañas y cucarachas- cuando la zona en la que viven se ilumina así. Con el cambio, se logra, además del equilibrio sostenible del que habla el alcalde de la danesa villa, algo mucho más concreto y valorable: eliminar insectos molestos y dañinos protegiendo a una especie que, aunque tiene cierta mala prensa por culpa de Bram Stoker, parece hasta simática en algunas fotos. Por supuesto, sólo se iluminará en rojo el área donde viven los murciélagos y los pasos de cebra y los pasos de ciclistas se iluminarán con luz blanca ténue, no sea que algún murciélago se despiste y, si ve alguien vestido de negro y muy tapado, llegue a pensar que se ha encontrado una cucaracha de dimensiones gigantescas. 

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