No hay duda: son el futuro. Y lo son, entre otras cosas, porque Bill Gates, el hombre que definió lo que hoy es la informática para bien o para mal, los prefiere, pero tienen dos problemas muy serios: su precio y su durabilidad. Mientras esos problemas no se solucionen, todo indica que les va a pasar lo mismo que ahora les está sucediendo ya a los coches eléctricos: que nadie se fía de ellos.

zflip
 

 

Dos tipos

Hoy existen dos tipos de móvil plegable: los que, una vez desplegados, son como una tablet y los que incorporan pantallas secundarias y se denominan tipo concha. De entre ambos, los únicos que suponen una verdadera revolución son los primeros, ya que permiten disponer de una pantalla mucho mayor apta para usos (edición de vídeo o visualización de películas) que resultan incómodos en móviles convencionales. Los Smartphone plegables tipo concha no son, de hecho, mucho más que una simple actualización de los en su día exitosos móviles GSM plegables, que también incorporaban una pantalla exterior que facilitaba información en algunos casos. Más allá de ocupar menos espacio, los Smartphone plegables tipo concha no aportan nada nuevo, ya que sus pantallas, una vez desplegados, distan poco en medidas de las de un móvil convencional.

Los principales problemas

Son dos: su precio y su durabilidad. El Z Fold 4, el plegable que elige Gates, cuesta 1.749 euros y, por eso, los plegables tipo concha se venden más, ya que salen más o menos por la mitad. El Z Flip, también de Samsung, cuesta 999 euros y el OPPO Find N2 Flip, por unos 920 euros. Son, sin duda, precios prohibitivos, pero el asunto se agrava si asumimos que la presencia de una bisagra y de una pantalla partida en dos hará que la vida útil del teléfono sea menor. Con una semana de uso, el efecto de los plegados en la zona central de la pantalla se nota ya demasiado en móviles como el Huawei Mate Xs2 y eso, cuando un producto cuesta lo que valen estos móviles, es inaceptable. Del mismo modo que las baterías de un coche eléctrico no pueden degradarse hasta casi quedar inservibles después de diez años de uso porque estos vehículos cuestan un mínimo de 35.000 euros, un móvil de más de 1.000 euros debe garantizar también una vida útil (y óptima) mayor que la que tiene hoy un Smartphone plegable. Señores fabricantes, tienen ustedes muchos deberes.