El auge de la ganadería, especialmente en el Pirineo Catalán, desplazó durante la segunda mitad del siglo XX cultivos tradicionales como el de la manzana, pero hace unos diez años y en comarcas como el Berguedà, el Solsonès,la Cerdanya i el Pallars, entidades como la Asociación Agraria Ecológica de Montaña recuperaron este cultivo con una marca: Biolord. Este año, ya se están cosechando estas singulares manzanas de altura

Un producto distinto
La manzana, en origen era un cultivo típico del Pirineo, pero durante la segunda mirad del siglo XX se trasladó a la Plana de Lleida, donde los terrenos eran de acceso más sencillo y se disponía de suficiente agua para el riego. Ahora, con las manzanas pirenaicas recuperadas, llega de nuevo al mercado un producto que tiene poco que ver con las manzanas a las que estamos acostumbrados: el color es más intenso debido a las oscilaciones térmicas, la fruta conserva un punto de acidez que las manzanas comunes ya no tienen y hasta la piel es más crujiente porque el fruto nunca deja de madurar.
Variedades
Las variedades que se cultivan, sin embargo, no son las tradicionales de la zona, que se han perdido en su mayoría. Se trabaja con variedades italianas como la Crimson Crisp o francesas como la Mandy Inolov. Otras como la Golden Delicious y la Opal (de color amarillo, pero levemente coloreadas de rojo por el clima de alta montaña) también están presentes. Son manzanas, pero no son como las de siempre y, además, su cultivo contribuye a fijar población en el medio rural.