Localizar la producción de un iPhone en Estados Unidos podría triplicar su precio y llevarlo hasta los 3.500 euros. Ese es el cálculo que ha puesto sobre la mesa Dan Ives, jefe global de análisis tecnológico en Wedbush Securities, tras las nuevas exigencias del presidente Donald Trump a Apple. En su propia red social, Truth Social, el máximo mandatario del país asegura que quiere que los iPhone vendidos en su territorio se fabriquen dentro del país. De lo contrario, Apple tendrá que enfrentarse a los temidos aranceles.
Un iPhone de 3.500 euros: ¿realidad o ciencia ficción económica?
El sueño de reindustrialización estadounidense parece que está tropezando con una realidad compleja: la cadena de suministro globalizada que Apple lleva perfeccionando durante décadas. Trasladarla a EE. UU. no solo costaría miles de millones de dólares, sino que implicaría rediseñar desde cero un sistema de producción altamente especializado.
Dan Ives aseguraba en CNN que habría que montar fábricas en Virginia Occidental o en Nueva Jersey, lo que implicaría aumentar de manera extraordinaria el precio final de los dispositivos más globales de la empresa dirigida por Tim Cook. Según sus cálculos, trasladar solamente un 10 % del proceso productivo desde Asia a suelo estadounidense costaría a Apple cerca de 28.000 millones de euros y tres años de ejecución.
En la actualidad, alrededor del 90 % de los iPhones se monta en China. Pero este no es el único país que tiene un papel determinante en el teléfono con iOS. También sabemos que los procesadores proceden de Taiwán, las pantallas de Corea del Sur y otros componentes se fabrican en diferentes ciudades de China, antes de ensamblarse en centros como el de Foxconn.
Una vez más, el contexto geopolítico tampoco ayuda. Apple se encuentra atrapada en medio de una tormenta comercial con epicentro en Washington. Desde que Trump volvió a la Casa Blanca, las acciones de Apple han caído más de un 14 %. La compañía de Cupertino es, según el analista, una de las empresas más perjudicadas, especialmente tras la amenaza de los recurrentes aranceles.
Aunque los teléfonos móviles están temporalmente exentos de los más altos aranceles, Apple ya está sufriendo los efectos secundarios: unos 840 millones de euros en costes añadidos este trimestre. Por el momento, Apple ya ha comenzado su salida parcial de China, trasladando parte de la producción a la India y a Brasil, además de realizar una inversión de más de 460.000 millones de euros en Estados Unidos durante los próximos cuatro años.
Aun así, expertos como Gene Munster, socio director de Deepwater Asset Management, ven difícil que Apple no repercuta parte de estos costes en el consumidor, asegurando que si los aranceles superan el 30 %, la subida de precios será inevitable. Y es que si Apple tiene que mover ficha en este complejo tablero político, seguramente no solo pierda la partida, sino que nos la haga perder a sus clientes.