IBM ya no quiere hablar únicamente de cuántos qubits tiene su procesador, sino de lo que pueden hacer en conjunto. Y no una simple demostración de fuerza tecnológica. La compañía acaba de presentar Starling, su primer sistema cuántico capaz de realizar 100 millones de operaciones sin errores gracias a la corrección cuántica activa. Su lanzamiento está previsto para 2029 y promete una transición clave: dejar atrás la obsesión por el número de qubits y centrarse en la computación útil y fiable.

Así es el excepcional sistema cuántico de IBM

El cambio de paradigma arranca con una afirmación rotunda del vicepresidente de IBM, Jay Gambetta, al medio Ars Technica. Según sus declaraciones, parece que la compañía ya "ha respondido básicamente todas las preguntas científicas asociadas con la corrección de errores y se está convirtiendo más en un camino hacia un problema de ingeniería”. Eso implica un nuevo plan, más preciso y ambicioso, con procesadores que están diseñados para esta nueva era de corrección de errores, como Loon y Nighthawk.

Hasta ahora, IBM había confiado en la denominada geometría heavy hex para minimizar los errores, pero que tenía una importante limitación: la implementación de códigos más potentes. Ahora, la empresa estadounidense ha optado por el código LDPC, que requiere una cuadrícula de conexiones entre qubits mucho más compleja. 

Con el fin de conseguirlo, IBM ha rediseñado sus chips con múltiples capas de cableado, permitiendo una nueva disposición en cuadrícula que debutará con Nighthawk este mismo año. A partir de 2026, la compañía prevé unir varios procesadores en red, empezando por Kookaburra, que alojará 12 qubits lógicos protegidos contra errores. 

¿Qué es y cómo funciona la computación cuántica?

Después llegará Cockatoo, que integrará memoria cuántica y permitirá ejecutar algoritmos universales. El objetivo es que cada chip sea una unidad funcional con qubits lógicos, corrección integrada y capacidad de comunicarse con otras unidades a través de lo que IBM denomina como universal bridge.

Todo esto funcionará a temperaturas cercanas al cero absoluto, ya que la nueva electrónica de control criogénica, también conocida con las siglas cold CMOS, opera a -269º C. Todo el conjunto tendrá el aspecto de una red de refrigeradores conectados por un tubo común, que es lo que define a la arquitectura Starling.

La guinda del pastel es un decodificador capaz de analizar en tiempo real los datos de error, siendo este una pieza esencial para que el sistema pueda corregirse sin perder el ritmo. IBM asegura que este avance no es teórico, sino que es puro diseño industrial con fechas y prototipos. Y es que Starling será un hito, pero no el hito final. 

Con sus 200 qubits lógicos permitirá resolver problemas útiles, aunque todavía lejos de romper cifrados exigentes o realizar simulaciones de química cuántica avanzada. Para ello tendríamos que esperar a Blue Jay, previsto para 2033, que incorporaría 2.000 qubits lógicos. En la actualidad, por lo menos, ya tenemos un mapa del camino y una empresa que sabe llegar al destino.