Han pasado más de tres años desde que Rusia inició la invasión a Ucrania. Vladímir Putin debió creer que conquistar el país vecino sería coser y cantar, pero a las pruebas nos remitimos para decir que no ha sido así. El conflicto continúa intensa y prolongadamente. Mientras Rusia presiona militarmente con avances limitados, Ucrania resiste con una agresiva defensa, fortalecida el apoyo occidental y los drones.

A principios de junio, Ucrania ejecutó la Operación Telaraña; un ataque sin precedentes que utilizó 117 drones contra cinco bases aéreas rusas ubicadas en Siberia y el Ártico. El ataque fue planificado durante 18 meses por el Servicio de Seguridad de Ucrania y es considerado uno de los ataques con drones más importantes de la historia.

Los drones se han convertido en dispositivos fundamentales para ambos bandos. El país de Volodímir Zelenski cuenta con uno nuevo, desarrollado junto a Estados Unidos, diseñado para mejorar las operaciones de combate. En las pruebas, ha alcanzado los 3.000 kilómetros, y ya han desplegado varias unidades de este modelo en zonas estratégicas para atacar objetivos en el territorio ruso. Son tan versátiles que incluso han salvado la vida de un soldado ucraniano al entregarle una bicicleta eléctrica para desplazarse por el campo de batalla.

Al cuarto intento, el soldado, montado en la bicicleta eléctrica, logró ponerse a salvo

https://youtu.be/ay0JTyCw_O4

La 4ª Brigada de Reacción Rápida de la Guardia Nacional de Ucrania, denominada “Rubizh”, ha compartido un vídeo en el que se ve a un dron cuadricóptero entregando una bicicleta eléctrica completa a un soldado que estaba varado a varios kilómetros de distancia. Al parecer, tanto Rusia como Ucrania están usando bicicletas eléctricas y motocicletas para realizar asaltos rápidos de infantería, ya que los drones han destruido muchos vehículos blindados tradicionales.

Según el relato ofrecido por el ejército ucraniano, durante el asalto, las fuerzas rusas utilizaron gas venenoso, lo que es un crimen de guerra, según el derecho internacional. A pesar de las heridas, el soldado pudo repeler los ataques enemigos. Pero teniendo a un kilómetro y medio de distancia la posición amiga más cercana, no podía llegar hasta ella por sí solo.

El soldado Tankist (según su indicativo) recibió el apoyo de los drones aliados durante 4 o 5 días, aproximadamente. Para salvarlo, el comando ideó una operación especial para entregar la bicicleta eléctrica utilizando un dron no tripulado de tipo bombardero pesado. Sin embargo, el primer intento falló (fue derribado), y en el segundo, el dron no pudo soportar la carga. Pero a la tercera va la vencida.

Tras recibir la bicicleta eléctrica, el soldado Tankist se dirigió hacia el frente amigo. No obstante, durante el trayecto activó una mina terrestre. Por suerte, no sufrió heridas graves y sobrevivió. Un equipo de infantería fue a su rescate para evacuarlo a un refugio. Después, otra bicicleta eléctrica llegó a su posición, mediante dron, y fue con ella que finalmente pudo llegar a una zona segura.