La energía eólica es, cuentan los expertos, pieza clave del cambio energético en curso, pero no gracias a los parques terrestres de aerogeneradores que todos conocemos, sino de la mano de otros desarrollos que permiten generar más energía y reducir los impactos negativos al tiempo. Se trata, en concreto, de los parques eólicos marinos. Esas infraestructuras, sin embargo, tienen un problema: para poder evacuar la energía de producen hacen falta cables de corriente continua de alta tensión especialmente diseñados para tenderse sobre el lecho marino y hay muchos menos de los que harían falta.

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Plazos de un año

Los diferentes desarrollos eólicos offshore que impulsan países como el Reino Unido,. Francia, Alemania, Holanda y Polonia han disparado la demanda de este tipo de cables y, a fecha de hoy, los plazos de entrega que imponen quienes los fabrican rondan las 50 semanas, que viene a ser un año. Actualmente, tres empresas controlan el 80% del mercado mundial: la francesa Nexans, la danesa NKT y la italiana Prysmian. China, por supuesto, va por su lado. La situación, además, no va a mejorar: cada vez se impulsan más proyectos y la producción de cable no crece. En España (muy retrasada en desarrollos eólicos offshore), todavía no somos conscientes del problema, pero a partir de 2027, cuando se empiecen a construir algunos de los parques ya proyectados, la situación puede ser todavía más complicada y los plazos aún más largos.

¿De qué tipo de cables hablamos?

Un cable submarino de alta tensión puede pesar hasta 150 kg por metro y alcanzar un diámetro de 30 cm. Incluye materiales como aluminio, cobre, acero, fibra óptica, plomo y diversos materiales aislantes y de protección. Para instalarlos, es necesario disponer de barcos y equipos especializados capaces de instalar hasta 10 km de cable por hora a profundidades que a veces alcanzan los 3.000 metros.