Los coches, los autobuses y hasta los trenes de mercancías (casi todos diesel) se electrifican o ensayan con sistemas de propulsión mediante hidrógeno, pero los aviones siguen funcionando con combustibles fósiles pese a que el sector lleva ya décadas experimentando con motores eléctricos. De momento, sólo parecen servir para vuelos cortos. Queda, todo indica, mucho trabajo por delante.

Avión de Heart Aerospace
Avión de Heart Aerospace

Aviones eléctricos (pero no del todo) suecos

En lo que se refiere a vuelos regionales, parece que todo va viento en popa: la startup sueca Heart Aerospace ha firmado un contrato con American Airlines y Mesa Air Group para suministrar 200 aviones eléctricos (en parte) para este tipo de vuelos. El contrato contempla, además, la posibilidad de suministrar otros 100. Son, en concreto, aviones de 30 asientos con 200 kilómetros de autonomía, aunque en 2019 proponían aviones más pequeños (de 19 plazas) que podían volar hasta 400 km sin escalas.

Ahora, por si acaso (y por eso decimos lo de eléctricos en parte) incorporan turbogeneradores que permiten extender la autonomía 200 km más, justo los que se han perdido por ser más grande el avión que se ha construido finalmente Gracias a ello, compañías como Air Canadá, Icelandair, la neozelandesa Sounds Air y la escandinava SAS han anunciado que comprarán aviones a Heart Aerospace. Los primeros vuelos serán en 2028.

¿Y la larga distancia?

Pues dependerá de las baterías y su evolución, porque actualmente la autonomía máxima que ofrecen no permiten cubrir vuelos transoceánicos. Para estas líneas, seguramente, la solución será la propulsión con hidrógeno, pero no se esperan resultados hasta 2030.