Las cerveceras, grandes o pequeñas, presentan desde hace años propuestas singulares por estas fechas. La aragonesa Ámbar, que compensa su menor envergadura con una publicidad singular y propuestas más que atrevidas, se ha desmarcado este año de los clásicos navideños que marcan por estas fechas la oferta de otros elaboradores y, aunque presenta para estos meses invernales una singular cerveza (Ambar Mari Castaña, elaborada con maltas ahumadas a la leña de sarmiento y harina de castañas) lanza estos días un producto que reafirma su condición de cervecera aragonesa: una cerveza llamada Azahar de la Aljafería que evoca con su sabor este palacio mudéjar que alberga las Cortes de Aragón. Sabe, por supuesto, a azahar, porque el patio de Santa Isabel de la Aljafería está lleno de naranjos, justo como el de ese Real Alcázar de Sevilla del que salen las naranjas que se envían a la Familia Real inglesa para que elaboren con ellas la mermelada que, en Tarragona, quieren hacer con las naranjas de los frutales callejeros.

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Ambiciosas

La nueva cerveza de Ámbar, de la que se elaboran sólo 100.000 botellas, forma parte de la serie Ambiciosas, de las que llevan hechas catorce y entre las que ya existe una cerveza con sabor a limón. Ahora, se suma ésta con sabor a naranja que, desde Ámbar, esperan sirva para sellar amistosamente alguno de los acuerdos que se fraguan en un palacio que, además de monumento, es el Parlamento de Aragón.

¿Y en otros parlamentos?

Aquí llegados, la pregunta es evidente: ¿hay algo en el Congreso que pueda servir para elaborar una cerveza similar y, con ella, intentar cambiar los insultos por concordia? En el Parlament de Catalunya sí que hay naranjos, así que álguien podrá tomar nota. El pack de seis Ambiciosas Azahar de la Aljafería cuesta 15,90 euros. En boca, es fresca, cálida y ácida y dulce al tiempo. El amargor está presente, pero es ligero y complejo y, por eso, casa bien con sushi, guacamole y hasta con chocolate, que siempre le va bien a las naranjas.