Alerta de The Lancet ante unos días cruciales contra una amenaza subestimada para la salud: la contaminación por plásticos, de la cual ya conocemos bien los peligros para el planeta, pero todavía ignoramos los efectos graves, crecientes y cada vez más evidentes para las personas. El hecho es que gobiernos de todo el mundo se reúnen a partir del martes en Ginebra (Suiza) para la esperada finalización de un tratado mundial de las Naciones Unidas sobre plásticos —tras más de dos años de bloqueo—, que representa una oportunidad única para abordar esta crisis de forma vinculante. Es en este contexto que un grupo internacional de expertos reunidos por la prestigiosa revista científica ha pedido que se pare más atención a los efectos sobre la salud a la hora de abordar este tipo de contaminación.

Actualmente, se calcula que hay 8.000 millones de toneladas métricas de residuos plásticos que contaminan el planeta. Hay micro y nanoplásticos, así como múltiples productos químicos asociados, que se encuentran en los rincones más remotos del medio ambiente y en los cuerpos de todo tipo de especies tanto marinas como terrestres —sí, en nuestros cuerpos también—. Ahora, The Lancet ha publicado un informe que revisa las pruebas sobre cómo estos plásticos afectan a nuestra salud, provocando enfermedades e, incluso, la muerte, desde la infancia hasta la vejez. En declaraciones al Science Media Centre, la profesora agregada de la Universitat de Barcelona y miembro de la Coalición de Científicos para un Tratado de Plásticos Efectivo, Anna Sánchez Vidal, destaca un punto del documento: que "estos efectos empeoran debido al crecimiento acelerado en la producción de plástico, que se proyecta que se triplicará en 2060".

Emisiones, microplásticos, mosquitos y antibióticos

La revista analiza cómo los plásticos, en todas sus etapas, ponen en peligro nuestra salud: tanto en la producción, como en el uso y como en la eliminación. De esta manera, remarca la amenaza de que suponen las emisiones derivadas de la producción de plástico, que incluyen partículas en suspensión (PM2,5) —recientemente asociadas al riesgo de demencia, por ejemplo—, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, así como productos químicos peligrosos a los cuales pueden estar expuestos los trabajadores. Unos productos químicos que están asociados con múltiples efectos negativos sobre la salud, y de los cuales The Lancet denuncia la falta de transparencia sobre su presencia en los plásticos, sus volúmenes de producción, sus usos y su toxicidad conocida potencial.

En esta línea, The Lancet subraya cómo se han reportado microplásticos en tejidos y fluidos corporales humanos, aunque todavía hace falta más investigación para entender la relación con los posibles impactos sobre la salud. Añade que el 57% de los residuos plásticos no gestionados se queman al aire libre, una fuente importante de contaminación del aire en países de renta baja y media. Finalmente, recuerda que los plásticos pueden proporcionar un hábitat para que los mosquitos pongan huevos y crezcan microorganismos, contribuyendo a la propagación de enfermedades transmitidas por vectores y a la resistencia a los antibióticos.

No todo está perdido: el tratado sobre plásticos

Pero no todo está perdido, o como mínimo así lo entiende Sánchez Vidal cuando lee el informe que publica este lunes la revista. "El artículo destaca que el empeoramiento continuado de los daños asociados a los plásticos no es inevitable, y puede mitigarse mediante leyes y políticas basadas en evidencia, con seguimiento transparente, implementación y financiación adecuada", dice. Aquí es donde entra en juego el mencionado tratado sobre plásticos, y el nuevo proyecto que pone en marcha The Lancet para hacer seguimiento: The Lancet Countdown on Health and Plastics, que identificará una serie de indicadores para documentar el impacto de los plásticos en nuestras vidas, con un primer informe que llegará a mediados de 2026 y que ayudará a orientar la implementación del tratado.

El autor principal del informe de The Lancet, el pediatra y epidemiólogo Philip Landrigan (del Boston College), ha reclamado que el tratado incluya medidas que protejan la salud y el medio ambiente durante todo el ciclo de vida del plástico: "Aquellos que os reunís en Ginebra, por favor, aceptad el reto y la oportunidad de encontrar un terreno común que permita una cooperación internacional significativa y eficaz, en respuesta a esta crisis mundial". Ahora bien, ¿cuáles pueden ser estas medidas?

Estatua plastic ONU / Efe
Estatua rodeada de plásticos que se levantó el viernes en Ginebra para concienciar sobre sus peligros / Efe

Tratado mundial de plásticos: ¿qué tiene que incluir?

Ante la reanudación de las negociaciones, el Instituto de Salud Global de Barcelona emitió la semana pasada una serie de recomendaciones políticas concretas para avanzar hacia un tratado más firme, ambicioso y centrado en la salud pública. En pocas palabras, estas serían cinco recomendaciones: invertir en investigación científica y epidemiológica para clarificar las vías de exposición, umbrales de toxicidad y riesgos poblacionales potenciales; aplicar el principio de precaución, tal como exige la evidencia actual; un enfoque del ciclo de vida completo, que es esencial para abordar la contaminación por microplásticos, ya que el reciclaje no es suficiente; abordar las nuevas fuentes de contaminación por micro y nanoplásticos y prevenir la obsolescencia programada; y fortalecer la concienciación, la educación y la participación de la ciudadanía en materia de salud pública mediante estándares de etiquetado y diseño.

Por su parte, la Unión Europea se presenta a la cita con una idea clara: "La única forma eficaz de abordar la contaminación por plásticos y su impacto transfronterizo a escala mundial es abordar las diferentes fases del ciclo de vida del plástico". Antes del encuentro en Ginebra, fuentes comunitarias habían advertido que la mayoría de los plásticos tienen una vida útil muerte corta, y que precisamente este tipo de plásticos (como los envases) son los más problemáticos. El bloque comunitario también considera problemáticas las altas tasas de reciclaje de plástico en general, así como la diseminación de microplásticos y sus efectos en la salud o el medio ambiente. Por eso, desde Bruselas apuestan por medidas preventivas como eliminar progresivamente los productos de plástico problemáticos y establecer valores límite para las sustancias químicas preocupantes en determinados productos. Todo ello, sin olvidarse del proceso posterior ni de la gestión de residuos. Lo que está claro es que el actual enfoque fragmentado y de medidas nacionales es "insuficiente", motivo por el cual hay que enfrentar este problema "a escala mundial" con una "acción global urgente".