La educación a distancia generalizada de un día para otro, por la crisis sanitaria, ha supuesto la necesidad de dar las clases "online" y hacer del mismo modo los exámenes, para lo que se requieren sistemas de seguridad que no permitan triquiñuelas por parte de los estudiantes.

Desde la vigilancia remota a las pruebas manuscritas, dos relevantes universidades, una pública y la mayor de España en el número de estudiantes presenciales, la Complutense de Madrid (UCM), y otra privada, CEU San Pablo, cuentan a Efe qué sistemas han implantado para conseguir que, en el caso de los universitarios, las trampas no tengan cabida.

En la UCM vienen usando medios digitales a distancia en la docencia desde hace tiempo, su Campus Virtual se inició en 2003 y hay una "actividad intensa de innovación" por parte de profesores, destaca el vicerrector de Tecnología y Sostenibilidad de la Complutense, Jorge Gómez Sanz.

Para los exámenes no han incorporado nuevas tecnologías, pero sí han aprovechado "al máximo" las capacidades de las que ya tenían.

La cuestión de la seguridad para evitar suplantaciones de alumnos está resuelta en las pruebas de tipo oral, pues se realizan usando herramientas de videoconferencia con las que se puede comprobar la identidad del estudiante.

En pruebas no orales "planteamos diferentes mecanismos activos y pasivos para la identificación", detalla Gómez.

Dentro de las medidas pasivas está el informar a los estudiantes de que las claves de acceso son personales e intransferibles y que descubrir la cesión puede ser objeto de expediente disciplinario. Esta cesión es vigilada desde los Servicios Informáticos.

Pruebas manuscritas escaneadas

"Otra medida pasiva es la posibilidad de pruebas manuscritas en las que el estudiante envía un texto manuscrito escaneado a nuestro Campus Virtual", especifica.

Y dentro de las medidas activas se encuentra la identificación de los estudiantes usando elementos de captación de la imagen, "siempre que no se invada el ámbito familiar".

En los casos en que esto no fuera posible, y el profesor lo considere pertinente, han hecho recomendaciones del uso de entrevistas individuales para garantizar la autoría en el envío de contenidos.

En la evaluación continua, los profesores ya han definido hasta 428 cuestionarios que serán rellenados hasta 25.000 veces por los estudiantes, sin contar las pruebas finales.

"En una hora es fácil que haya más de 400 estudiantes conectados a la vez haciendo este tipo de pruebas. Nos hemos preparado para más de 8.000 estudiantes simultáneos", recalca sobre los exámenes ordinarios.

A los profesores se les forma con guías específicas paso a paso, con recomendaciones sobre el protocolo de identificación y seguimiento para una prueba individual, guías de actuación para casos que se puedan dar durante la prueba y con sesiones semanales continuas de resolución de dudas desde finales de marzo.

Jorge Gómez añade, no obstante, que las tecnologías "no resuelven todo" y que creen que es "más realista" dar recomendaciones de usos seguros de las herramientas, una enumeración de casuísticas que se puedan dar, instruir al estudiante y confiar en el juicio del profesor.