El sector turístico se frota las manos porque se espera que este verano haya un auténtico boom y vuelva la normalidad de antes de la pandemia. Pero en las últimas semanas los restauradores y hostaleros han avisado de que se están encontrando con un gran problema: no encuentran camareros. Según aseguran, faltan todo tipo de profesionales de la hostelería y se trata de una situación con que nunca se habían topado antes. ¿Qué está pasando?

 

Los empresarios aseguran que buena parte de las personas que se dedicaban a la restauración se reinventaron y tuvieron que buscar otros trabajos con la pandemia. El cierre de bares y restaurantes durante tantos meses hizo, dicen, perder a muchos profesionales cualificados que ahora se dedican otras cosas. También apuntan al elevado precio de la vivienda, que hace imposible que venga mano de obra temporal. Sin embargo, los sindicatos aseguran que el problema son la falta de convenio, las jornadas tan duras que se fijan a los veranos, el salario y la falta de contratos fijos. Si bien el problema de la precariedad es muy viejo, los trabajadores afirman que se ha agravado después de la crisis económica generada pandemia y de la inflación de los últimos meses. Un síntoma más que lo demuestra es el hecho de que las escuelas de turismo y hostelería también han notado una caída de las matriculaciones.

Catalunya tiene el convenio colectivo caducado desde 2019 y esta semana los agentes sociales se sentarán a negociarlo. De todos modos, los sindicatos aseguran que en la mayoría de casos se vulnera y que los camareros tienen que hacer jornadas eternas, sin festivos o cobrando en negro. Por eso, consideran que el primer paso para revertir la situación tiene que ser dignificar la profesión.

La situación laboral en el sector de la hostelería es difícilmente comparable con la del resto. Viene acompañada de una gran temporalidad y siempre condicicionada por las previsiones de trabajo de cada estación del año. Estas dos características abren la puerta que algunos empresarios se aprovechen para ofrecer ofertas laborales bien precarias. Según Comisiones Obreras, el salario medio a la profesión a duras penas ha variado en diez años y es el más bajo del país. De los 14.229 euros anuales que percibía en el 2009, sólo ha subido a 14.258. Es decir, 30 euros en una década, que bajaron incluso durante lo peor de la crisis, tocando fondo en el 2014, con 13.840 de retribución anual. En este sentido, otro de los grandes problemas sector es la alta rotación, ya que la media de contratos es de tres por empleado cada año.