"He dejado por escrito que si yo ahora sufro un accidente grave de tráfico, no quiero que intenten salvarme la vida". Con solo 61 años, Sofia Malagón ya hace ocho que convive con el Parkinson. Todavía no ha pedido la eutanasia, pero es altamente probable que en un futuro lo acabe pidiendo. "He vivido intensamente y he hecho lo que he querido, he estudiado, viajado, deseado y amado; no quiero llegar al final de mis días hecha una mierda", explica en declaraciones en ElNacional.cat.
Hace tres semanas murió el artífice de la Nouvelle Vague y uno de los cineastas más importantes que ha habido nunca, Jean-Luc Godard. El genio francosuizo perdió la vida a través del suicidio asistido, una práctica autorizada dentro de la legislación suiza a pesar de las condiciones de Godard: no sufría ninguna enfermedad grave, invalidante o degenerativa. Aunque ya hace poco más de un año que en el estado español entró en vigor la ley de eutanasia, los ciudadanos españoles todavía van más retrasados de lo que se reclama desde la bioética: poder pedir la eutanasia o el suicidio asistido por cansancio vital; es decir, alguien que no tiene nada grave, pero que considera que ya lo ha hecho todo en esta vida, y la quiere abandonar.
El caso de Sofia es diferente, porque ella sí que sufre una enfermedad complicada: el Parkinson degenera, no tiene freno y no tiene cura; únicamente paliativos. Ahora bien, durante muchos años trabajó en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y ha estado siempre muy interesada en la bioética. Con las ideas muy claras, tiene un discurso sólido sobre el debate moral que rodea toda esta cuestión de la voluntad de una persona sobre su propia vida. Ella reivindica que hoy por hoy todavía tiene calidad de vida, pero tiene claro que "el día que sea completamente dependiente o necesite a alguien para limpiarme" pedirá la eutanasia.
Hablar con los familiares sobre la muerte
Sofia tiene una madre "cristiana y apostólica" que de morir no quiere ni oír hablar, si no es una decisión de Dios, claro está. Es decir, que por muy deteriorada que poco a poco se vaya sintiendo su madre, recurrir al suicidio asistido no solo es una posibilidad inexistente, sino que la Sofía no le ha podido explicar que ella sí que tiene la intención de morir el día que tenga dificultades para salir adelante con su día a día.
A quien también le cuesta entender una de las decisiones de Sofia es a su marido. Él entiende perfectamente que ella quiera recurrir a la eutanasia o al suicidio asistido cuando ya no tenga calidad de vida, pero sí que le cuesta entender más uno de los aspectos que Sofia ha dejado por escrito en su documento de voluntades anticipadas, aunque "poco a poco lo va entendiendo mejor". Sofia ha pedido que, dada su enfermedad, si algún día sufre un accidente grave que requiera llevarla inmediatamente a la UCI, los médicos no le intenten salvar la vida. De la misma manera, tiene muy claro que si ahora le diagnosticaran un cáncer, tomaría "todos los paliativos que existan", pero de ninguna de las maneras se sometería a un tratamiento. "¿Tenemos que esperar a estar hechos una mierda absoluta? No, y ahora mismo la perspectiva es la que es", sentencia.
¿Qué es la muerte?
"Una definición cultural". Dice Sofia que eso es de las cosas que más le interesan sobre la muerte, las definiciones culturales que se han hecho: "Antes solo existía la muerte por paro cardiorrespiratorio, y ahora ya existe el concepto de muerte cerebral", dice. De la misma manera, opina que se tendría que ampliar el significado sobre el 'sufrimiento' y pone como ejemplo a las personas mayores que pierden a su pareja, después de décadas y décadas de compañía: "Hay gente que muere en vida".
"A mí me preocupa la vida de aquí, no el más allá; porque después de la vida no hay nada de nada; yo entiendo que a mi marido le cueste entender que yo no me aferre tanto a la vida como para pensar que si me pasa alguna cosa grave, no quiero que me hagan nada; pero a mí lo que más miedo me da es la demencia, la dependencia física y la pérdida de autonomía," relata a ElNacional.cat.

Derechos y responsabilidades
La presidenta de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de Catalunya (DMD), Cristina Vallès, que es absoluta defensora de que las personas puedan abandonar este mundo si están en una situación de cansancio vital, considera que "igual que hay derechos, tiene que haber deberes". Es decir, que "así como queríamos que la eutanasia estuviera regulada, también querríamos que el suicidio asistido por cansancio vital también lo esté".
¿Cuáles podrían ser los límites? La pregunta es obligada cuando se sabe, por ejemplo, que dentro del mundo de la medicina se sitúa la mayoría de edad en los 16 años. ¿Un joven de dieciséis años tendría que poder acceder a la eutanasia por cansancio vital? "Cuesta aceptar, como sociedad, que una persona de esta edad diga que no le gusta este mundo, y significa que el joven no encuentra respuestas para encontrar ganas de vivir; si la demanda responde a un problema de salud mental, lo tenemos que ayudar a salir y luchar para que la persona quiera seguir viviendo", dice Núria Terribas, catedrática en bioética de la Universidad de Vic.
España y Suiza
¿Hace falta que España se mire al espejo con Suiza? "El problema de Suiza es que no tiene una regulación específica -como sí que pasa en la ley española- y las condiciones no son del todo claras" respecto de quien puede acceder a una muerte de este tipo. Sí que queda claro, sin embargo, que el caso de Godard es factible llevarlo a la práctica en tierras suizas, pero no en españolas, porque en España hace falta que sufras una enfermedad grave y que sea irreparable. No obstante, Terribas señala que la normativa española puede ser interpretada de una manera que, según cómo, alguien que sufra cansancio vital podría llegar a acogerse: "En determinados casos de persona mayor que tiene varias enfermedades -aunque ninguna sea grave- y que es dependiente, sí que podría acogerse a la eutanasia".
Terribas sí que tiene esperanza en qué dentro de unos años en el estado español sí que se pueda aplicar el suicidio asistido por cansancio vital, porque "la filosofía de la legislación sobre la eutanasia es prestar ayuda cuando realmente hay un contexto de sufrimiento". Desgraciadamente, cree que mucha gente considera que se trata de un paso innecesario porque, si una persona ya está en sus facultades llenas, ya se puede suicidar por ella misma, pero no todo el mundo piensa que eso sea una muerte plenamente digna.
