La Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha suspendido "provisionalmente de sus funciones" a un catedrático de física, Àlvar Sánchez, condenado por acoso sexual a una doctoranda a quien dirigía la tesis. La Audiencia de Barcelona ha ratificado la sentencia por acoso sexual en el ámbito de la función pública a este profesor, lo condena a un año y medio de prisión y a nueve de inhabilitación y le prohíbe acercarse a la víctima y comunicarse, según publica elDiario.es. A pesar de la condena, el profesor ha seguido yendo al centro, según fuentes de la UAB, aunque, en un comunicado enviado este martes por la universidad, informa de que aplicarán "de manera inmediata medidas cautelares, vista la gravedad de los hechos probados" y asegura que hasta ahora no podía actuar.

En el comunicado, la UAB indica que la sentencia judicial que condena al catedrático deriva "directamente" de la activación del protocolo de la universidad para prevenir y actuar contra el acoso sexual y la violencia machista y asegura que ha acompañado a la víctima durante el proceso y ha evitado "en todo momento la revictimización". El Observatorio para la Igualdad activó la Comisión Técnica Asesora (CTA) cuando la víctima acudió para denunciar los hechos, en el 2018. La comisión trasladó los hechos a la Fiscalía, ya que el caso podía ser tratado por la vía penal. Según explica el comunicado de la universidad, una vez el caso pasó a manos de la justicia, la UAB quedó a disposición y dejó el expediente disciplinario en suspenso.

Dos años de tocamientos y abuso sexual

Según apunta la sentencia de hace un mes, durante dos años el catedrático hizo tocamientos, chantaje emocional y proposiciones sexuales a la chica. La víctima, de 22 años en el momento de los hechos, acabó sufriendo una crisis de ansiedad, después de recibir diariamente preguntas como: "¿No tienes ganas de ducharte conmigo?" o "¿Tienes ganas de estar desnuda conmigo?", según revela el citado diario. El escrito indica que el profesor aprovechó su ascendencia académica y el poder que ejercía sobre la víctima para perpetuar el acoso sexual. Con todo, la sentencia no es firme, ya que la puede recurrir al Supremo.

El escrito afirma que el catedrático hizo tocamientos por dentro del sujetador, en el culo y en los muslos de la doctoranda. También le pedía que le enseñara las bragas y, además, le daba besos sin su consentimiento. "Ahora no me viene a la cabeza la palabra correcta", le decía mientras trabajaban. "Si te toco el culo, seguro de que me vendrá a la cabeza," añadía. Era entonces cuando la tocaba, y después seguían trabajando. La decisión asegura que "la víctima tenía un único objetivo: acabar la tesis lo antes posible para que acabara la relación, y permitía estos tocamientos". Además, añade que "el acusado se aprovechó de la timidez de la víctima y de su incapacidad para mantenerse firme e impedir que estos hechos pasaran".

 

Chantaje emocional

Todo empezó en septiembre de 2016, con unos abrazos que parecían inocentes, pero después fueron a más. Durante las reuniones de seguimiento, el catedrático la abrazaba cada vez que obtenían un buen resultado, y posteriormente empezaron los tocamientos. Cuando la joven manifestaba que estaba incómoda, él defendía que era muy cariñoso con todo el mundo. Cada vez que ella ponía distancia con el catedrático, él se echaba a llorar y alegaba que se sentía muy mal pory la pérdida de su hijo y por la actitud fría de la doctoranda. El catedrático afirmaba que ella en realidad estaba enamorada de él. Cuando la doctoranda lo negaba, él se disculpaba y le pedía que no comentara nada de lo ocurrido.

Estos acosos se trasladaron a los congresos a los cuales ambos asistían. El catedrático invitaba a la joven a su habitación, aunque ella se negaba. En algunas ocasiones aseguraba que era para preparar las conferencias que tenían que hacer. Otras veces afirmaba que estaba triste y la invitaba "para hablar". El acoso fue en aumento e incluso provocó que la doctoranda rechazara ir a un congreso en Japón. Aparte de acosarla cuando compartían espacios, también le enviaba mensajes de WhatsApp de manera insistente preguntándole si lo echaba de menos.

Dimite la responsable de Igualdad de la UAB

La revelación del caso ha provocado que la responsable de Igualdad de la Facultad de Ciencias, la doctora en física Gemma Garcia, haya presentado su dimisión este miércoles ante la “total pérdida de confianza” en el actual equipo de gobierno de la Universidad, según avanza elDiario.es. En su carta de despedida, García ha criticado la gestión que la universidad ha hecho del caso y, en especial, condena que no se haya apartado al catedrático hasta que un reportaje no ha destapado el caso.

“Solo puedo mostrar mi incomprensión y mi rabia por no haber sido capaz de ser tan convincente como un artículo en el diario de la necesidad de erradicar a este profesor de nuestra facultad”, ha asegurado en el escrito.