Reaparición con afirmaciones contundentes de un caso polémico. Desde que fue destituido el diciembre pasado, el exmajor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero ha reaparecido hoy como testigo, en la Audiencia de Barcelona, en el juicio del caso Macedonia, sobre un grupo de narcotraficantes que investigó la policía catalana y donde se descubrió un subinspector de los Mossos de Vilanova i la Geltrú, Josep Ranea, implicado, y también un confidente policial, Manuel Carbajo. De los dos, Trapero ha tenido buenas palabras, aunque la fiscal pide para cada uno once años de prisión. Trapero ha explicado que en la investigación del caso Macedonia, en el 2009, el titular del juzgado de instrucción 1 de Barcelona,  el magistrado Joaquín Aguirre, "dijo al fiscal Bermejo que no estaba satisfecho con la investigación y que quería hablar", aunque ha añadido que "el cuerpo sí que lo estábamos porque habíamos interceptado una operación de 50 kilos de cocaína en una estafa entre narcotraficantes". Y ha asegurado: "El juez quería que le pidiera la intervención de los teléfonos de 16 agentes de la Guardia Civil y le dije que no había indicios. Y esta reunión ha tenido muchos efectos", ha asegurado el major, ya que se publicó que el juez estuvo a punto de imputarlo, como hizo con toda la unidad adscrita de los Mossos, encargada de la investigación.

La declaración de Trapero, prevista para el próximo lunes, se ha adelantado por sorpresa a hoy y había creado mucha expectación por la polémica vivida con el juez Aguirre, que actualmente dirige el caso Volhov. Las defensas de dos de los acusados, Carbajo y Ranea, también pidieron su interrogatorio y no les ha defraudado. Trapero ha explicado que la fiscalía le presentó a Carbajo como "colaborador policial" y que su testimonio fue clave en el caso de corrupción policial en torno a los macroprostíbulos Riviera y Saratoga de Castelldefels. Manuel Carbajo se presenta como un revendedor de coches, que ha colaborado con todos los cuerpos policiales. En el juicio, Trapero ha asegurado que "no tenía constancia" que Carbajo fuera narcotraficante o usara sus contactos policiales para pedir a los narcotraficantes —algunos de los cuales han aceptado ya una condena— información sobre acciones policiales a cambio de dinero. El juicio continuará la próxima semana con la declaración de los acusados, ya que el tribunal ha aceptado que declararen al final, después de todos los testigos.

Afirmaciones

En la investigación del caso Macedonia, el juez Aguirre pensaba que también había agentes de miembros de la unidad ECO de la Guardia Civil de Catalunya implicados, y los Mossos, no. Eso implicó que el juez también hiciera investigar a la División de Asuntos Inters (DAI) a agentes de los Mossos, como Antoni Salleras, por supuestamente haber escondido al juez que Carbajo era un confidente suyo. Ayer Salleras lo negó en el juicio y aseguró que desde el primer momento se había informado al magistrado. "La corrupción actúa así", ha declarado Trapero, cuando le han preguntado por informes y transcripciones que se hacían, y que desprestigiaba el cuerpo o lo ponían en duda. El major ha criticado también la acción de "Manos Libres", en un lapsus con el sindicato Manos Límpias, que ejercía de acusación popular.

Trapero también ha tenido buenas palabras para el entonces subinspector Ranea, que ha definido como "un investigador de calle". La fiscal acusa al mosso de cobrar unos 1.000 euros al grupo de narcotraficantes a cambio de información policial y de recibir algún regalo.

Recientemente, el major Trapero ha acceptado su nuevo destino. La Direcció General de la Policia de Pere Ferrer ha pactado con el exjefe del cuerpo que asuma la dirección de la Divisió d’Avaluació de Serveis (DAS), que analiza a los operativos. Trapero fue destituido como jefe de los Mossos d'Esquadra el pasado 20 de diciembre, y se reincorporó a finales de enero.