La telaraña azulgrana. La historia del poder en el FC Barcelona 1899-2024 (editorial Península) está escrito con afán “de reconstruir desde cero, de aclarar, de poner en orden y poner en duda” la historia del Fútbol Club Barcelona, porque “la tradición no cuadra con los documentos y el socio y el seguidor conocen poco la historia del club. Se han quedado en cuatro tópicos”. Hace doce años que Roger Vinton —seudónimo de un ejecutivo de una empresa exportadora catalana— explica las relaciones entre los poderosos y los mecanismos del poder en Catalunya. El libro trata de encajar la tradición, la leyenda, lo que siempre se ha dicho… con los papeles, los archivos, los expedientes. La capacidad interpretativa de Vinton, un culé-culé, es afilada y pie a tierra. Interviene cuando la niebla dificulta conectar los hechos, los tópicos complican su verificación o conviene rellenar los vacíos de los archivos y aclarar zonas grises. Sorprende que el Barça sea una entidad tan poco trabajada historiográficamente. La bibliografía de La telaraña recoge casi todos los libros publicados sobre el club. Son 33, cifra bajísima para una institución como el Barça, sobre todo si se consideran las dimensiones y el peso simbólicos del club, que es aún una metáfora del país.

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En vez de sumarse a la bromita —aunque en las 354 páginas de La telaraña no faltan chismes—, Vinton carga con el trabajo de comparar listas, expedientes y certificados y ponerlos en solfa. Ha revuelto un volumen enorme de papeleo. Se ha leído una por una las actas de la junta del club desde 1911 —antes no se levantaban— hasta 1936 y buena parte de las que vienen después. Ha removido donde nadie lo había hecho, porque los restos del Barça están desparramados en lugares insospechados. En la Universidad de Barcelona ha encontrado el expediente de Gaspar Rosés i Arús, presidente entre 1920-1921 y 1930-1931, “impulsor de la catalanidad del club, para mí uno de los tres mejores de la historia, ¡un hombre desconocido!”, según el autor. También el archivo en la Academia Militar de Segovia del capitán Joaquín Peris de Vargas, presidente accidental algunos meses de 1914 y 1915. Ha descubierto la carta de renuncia de Joan Gamper como jefe de contabilidad de Ferrocarrils de Sarrià (los actuales Ferrocarrils de la Generalitat), cargo que pasó de mano en mano entre cuatro jugadores del Barça. El relieve de las multinacionales y de los expatriados en la historia del club. El peso de los partidos con equipos extranjeros en sus inicios, básico en el modelo de negocio promovido por Joan Gamper, y por qué la I Guerra Mundial estuvo a punto de matar también al Barça… Etcétera.

Esta minuciosidad le permite reconstruir la historia del Barça más allá de los tópicos, añadir matices y profundidad y desmontar “la tradición de los historiadores del Barça de copiarse entre ellos y perpetuar mitos y leyendas”, según Vinton. El Barça es más que un club, por ejemplo. “Muchos clubs lo son —dice el autor— porque representan a los católicos, o a los protestantes de la ciudad, o a los ferroviarios, o a los militares… Pero el caso del Barça es mucho más político y antiguo. La vinculación del club con el catalanismo viene de muy lejos. En los años veinte del siglo XX ya estaba identificado como separatista por las autoridades”. En 1920 el club declara dos días de luto por la muerte de Terence MacSwiney, alcalde de Cork por el Sinn Féin durante la guerra de independencia irlandesa. Acusado de sedición, muere tras setenta y cuatro días de huelga de hambre en una prisión inglesa. La telaraña también da dimensión al castigo gubernativo tras la pitada al himno español, en 1925, en un Barça-Júpiter. “La dictadura de Primo de Rivera no solo clausuró el estadio seis meses, sino que detuvo la actividad del club a todos niveles. Casi lo cierran. Los socios no podían ni reunirse”, explica Vinton. El caso Di Stéfano, por mencionar uno de los tabúes azulgrana, “es mucho más bestia de lo que se ha explicado”. La solución, en el libro.

El autor de La telaraña especula hasta cierto punto. La tradición dice que Joan Gamper se suicidó, arruinado por el crac bursátil de 1929, marginado del club a raíz de los hechos de 1925. Quizás no, dice Vinton, que documenta en el libro otro contexto, más inquietante, que explicaría por qué el impulsor del club y su amigo suizo se quitaron la vida. Lo mismo pasa con la fama de buen gestor de Josep Lluís Núñez — “no hay para tanto”, según Vinton, que lo documenta con el análisis de las cuentas— y su suerte electoral: siempre tiene algún golpe de suerte: la liga increíble de Venables en 1985, justo antes de las elecciones; el fichaje de Johan Cruyff como entrenador, arrebatado a una candidatura rival… Las últimas dos décadas de la historia del Barça ocupan el último capítulo y tienen un protagonista conocido, Joan Laporta. No tanto por su figura, que también, sino por el grupo de profesionales que encabezó en las elecciones del 2003, del cual ha salido toda candidatura desde entonces, incluidas las neonuñistas, según el autor, de Sandro Rosell, Josep Maria Bartomeu y Toni Freixa.