Sant Jordi. Aunque no es un Sant Jordi 'normal' y sigue estando marcado por el coronavirus, quién más quién menos sigue la tradición de llibro(s) para él y rosa(s) para ella. Con el paso del tiempo, también se ha añadido a la rosa para ella, un libro. ¿Pero, y la rosa, por qué se resiste a él? Esta misma reflexión le pasó por la cabeza a Sílvia Giménez, fundadora y diseñadora floral de Mowgli, una floristería del Eixample de Barcelona. La floristería nace con la idea de liberar las flores de los estereotipos de género, detalla.

"Siempre se ha asociado las flores con las mujeres. Y es un estereotipo que todavía sigue vigente", explica a ElNacional.cat. "Incluso entre personas con mentalidad más abierta, que dejan que sus hijos jueguen con muñecas o se pinten los labios. Después llega Sant Jordi o un cumpleaños y ellos son siempre los que regalan flores a ellas. Es prácticamente anecdótico que suceda al revés. ¿Qué mensaje transmitimos entonces a nuestros hijos? A la madre le regalamos un libro y una rosa, pero al padre sólo un libro. ¿Por qué?", se pregunta.

El coronavirus también ha cambiado la vida de Giménez, que después de perder el trabajo como publicista por la pandemia decidió dar un giro a su carrera y se formó como diseñadora floral. Después de trabajar en un par de floristerías, decidió emprender su propio negocio. Así, recuerda que cuando decidió abrir la floristería tenía claro que "quería que invitara a entrar y comprar flores tanto a mujeres como a hombres. Mi objetivo es desvincular la cursilería del mundo del diseño floral y romper así dos estereotipos: las mujeres no somos cursis y los hombres también pueden apreciar la belleza de una flor".

¿Sin embargo, de dónde vienen estas tradiciones?

Una cosa es el que dice la leyenda de Sant Jordi y la otra la tradición del libro y la rosa. Pero según explica el filólogo y profesor de la UOC Narcís Figueras Capdevila, la tradición de la rosa viene de lejos. A la segunda mitad del siglo XV ya se hacía una feria de rosas en el barrio viejo de Barcelona y esta tradición se va manteniendo hasta el siglo XVIII que decae un poco. Al siglo XIX y con la llegada de la mancomunidad, recibe un nuevo empuje. De esta manera, constata que se hacía una feria y una misa dónde ya estaba la tradición de regalar rosas. Una tradición que también reaviva con el renacimiento y los años 20.

Con relación al libro, también hay historia. Figueras comenta que hacia 1927 el editor Vicent Clavel propone celebrar la fiesta del libro. Una fiesta que se empezó haciendo en octubre, aunque unos años más tarde, se pasó al 23 de abril.

 

 

Imagen principal: un par de rosas de Sant Jordi / Unsplash