El ser humano ha adaptado el mundo a sí mismo. Ante una biodiversidad complejísima, alguien inició esta cadena para clasificar a los diferentes individuos en especies diferenciadas. Básicamente, se ha ajustado la realidad a una escala que nos resulte comprensible. Pero, con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta de que no todo acaba de cuadrar...

Mientras que en el Estado español, el nuevo proyecto de ley para la protección de los animales permitirá - según ha defendido la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra - poner fin a la crueldad contra estos, por todo el mundo se ha planteado un debate mucho más singular: ¿se debería crear la categoría de personas no humanas?

En este texto presentaremos varias cuestiones: qué quiere decir ser una persona no humana; quién lo defiende y - el punto más curioso - como la orangutana Sandra pudo abandonar su vida en el zoo gracias al hecho de que una jueza decidió otorgarle este estatus.

 

orangután pxfuel.com

Dos orangutanes / pxfuel

¿Qué es una persona no humana?

Se conoce como persona no humana la propuesta de creación de una figura jurídica postulada para ser concedida a algunas especies animales. El criterio para diferenciarlas dependería de sus capacidades cognitivas e inteligencia, que tendrían que ser más elevadas que otras especies - o, lo que sería lo mismo, que se acerquen a las nuestras. Ahora bien, también hay quien defiende que el criterio tendría que ser la capacidad de sentir, es decir, poseer una conciencia.

Los principales beneficiarios son los grandes simios -  la familia Hominidae - (los bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes), que son los más próximos genéticamente a los humanos.

¿Por qué los simios?

Sin embargo, ¿de verdad son tan singulares? Por lo que parece, sí. Hay varios argumentos que podrían justificar la creación de esta nueva categoría, y estos son algunos de ellos:

Primeramente, los estudios de la etóloga inglesa y mensajera de la paz de la ONU, Jane Goodall, considerada la experta mayor experta en chimpancés, demuestran que vida familiar y social de estos animales es muy similar a la nuestra.

 

jane goodall / lexokJane Goodall con el chimpancé Freud de Gombe / E.N.

 

Segundo, las conclusiones de los investigadores Theodore Evans y Michael J Beran en el texto Los chimpancés utilizan la autodistracción para hacer frente a la impulsividad, que demuestran otras curiosas cualidades: el autocontrol, ser capaces de cumplir tareas con un gran grado de complicación que requieren tener autoconocimiento y poder imaginarse "ellos mismos en el futuro".

Finalmente, los estudios del primatólogo Frans de Waal, que afirman que los bonobos son capaces de manifestar altruismo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad.

Los simios, titulares de derechos fundamentales

A pesar de tener toda esta información, no nos tenemos que confundir. En ningún caso los defensores del movimiento quieren equiparar los seres humanos y el resto de animales. Es muy improbable que este debate entre en escena en las próximas décadas, la supremacía de los hombres parece eterna.

Lo que pretenden es que los animales sean titulares de algunos derechos. Concretamente, de tres de cuyos derechos fundamentales disfrutamos los humanos: derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados ni físicamente ni psicológica.

 

Chimpanzee Enos antas de entrar en la capsula espacial Wikimedia CommonsEl chimpancé Enos antes de entrar en la cápsula espacial Mercury-Atlas 5 en 1961 / Wikipendia Commons

 

Ya tenemos la idea y los argumentos que la sostienen. Sin embargo, tal y como sucede en muchos aspectos de nuestra vida, la mejor manera de entender cómo funciona este concepto es con un caso práctico:

Sandra, primera orangutana persona no humana

Nos trasladamos hasta Buenos Aires, donde hasta hace poco vivía Sandra, la primera gran simio declarada persona no humana por la Justicia. Sandra, como tantísimos orangutanes más, vivía en cautividad.

Pero su caso llegó a la jueza Elena Liberatori, quién dictaminó que, como sujeto con la capacidad de sentir, su vida en exhibición en un zoológico violaba sus derechos. Y, así, su día a día cambió completamente. Con 33 años de edad, ha podido abandonar el zoológico de Buenos Aires para vivir en un santuario con otros de su especie en los Estados Unidos.

Es lo que se denomina un caso de habeas corpus, un proceso judicial que protege a los ciudadanos contra las detenciones realizadas por una autoridad, agente, funcionario público o particular. Este solo se aplicaba a seres humanos... hasta ahora.

 

Una pareja de gorilas occidentales de llanura pasa el tiempo en su hábitat en el aire libre en el zoológico de Atlanta, Georgia, EE.UU. EFEUna pareja de gorilas pasa el tiempo en su hábitat al aire libre en el zoológico de Atlanta, Georgia, los EE.UU. / EFE

Los derechos de los simios, a las Naciones Unidas

La organización Nonhuman Rights Project, liderada por el jurista y activista Steven M. Wise y pionera en el uso de la vía del habeas corpus para estos casos, ha empezado a presentar de manera sistemática demandas similares. A día de hoy, hay causas abiertas en países como Argentina, México, Chile o los Estados Unidos.

Pero, de la mano de otra entidad defensora de la extensión del igualitarismo moral, el Proyecto Gran Simio (The Great Ape Projec en inglés), hay un objetivo que va más allá: conseguir una Declaración de los Derechos de los Grandes Simios por parte de las Naciones Unidas.

Con estas evidencias sobre la mesa, deberíamos plantearnos, quizás, si el sistema de clasificación con el que hemos trabajado hasta ahora se está quedando obsoleto. Ya se están produciendo casos particulares que han admitido este cambio.

Y es que la incorporación del concepto persona no humana podría ser el inicio de una nueva era de los derechos de los animales.

 

Imagen principal: Caricaturiza a Charles Darwin dibujado como un simio en 1871 / Wikimedia Commons