La okupa que resultó herida de gravedad este jueves al meter el brazo en un bidón lleno de cemento y chatarra para evitar el desalojo de Estudi 9 en Santa Coloma de Gramenet evoluciona favorablemente. La joven ingresó en la UCI del hospital de Can Ruti de Badalona y, en un primer momento, después de que la extremidad hubiera quedado muy afectada por estar seis horas sin que fluyera la sangre, los médicos se plantearon la posibilidad de que le tuvieran que amputar. De hecho, se daba prácticamente por hecho que acabaría perdiendo el brazo. No obstante, con el paso de las horas, y bajo la supervisión de los sanitarios del centro hospitalario, se ha ido recuperando y su pronóstico ha mejorado a pasos agigantados. Tanto es así que, según ha podido saber ElNacional.cat, no solo al final no hará falta que le amputen el brazo, sino que está previsto que en las próximas horas ya pueda recibir el alta médica.

Seis horas con el brazo dentro de un bidón lleno de cemento y chatarra

La chica resultó herida grave después de introducir su brazo en un bidón lleno de cemento y chatarra, de la misma manera que lo hizo otra compañera del movimiento okupa. Su intención era dificultar al máximo la operación de los Mossos d'Esquadra para desalojar el Estudi 9 en Santa Coloma de Gramenet. De hecho, a diferencia del desalojo del Kubo y la Ruïna, en el barrio de la Bonanova de Barcelona, que tenía lugar al mismo tiempo y donde se esperaba resistencia, la policía catalana pensaba que se trataría de un desalojo rápido y fácil. No obstante, aunque no hubo ningún incidente grave, llegó a alargarse nueve horas, mucho más del previsto.

El operativo se inició sobre las cinco y media de la mañana con los Mossos recibos con el lanzamiento de piedras y palos por parte de unas barricadas que pudieron ser rápidamente disueltas. Ya en el interior del edificio, dos de los seis okupas que vivían allí salieron sin oponer ningún tipo de resistencia. Los otros cuatro, sin embargo, se atrincheraron para dificultar el trabajo policial. Dos de ellos se escondieron en un patio inaccesible y los Mossos tuvieron que tirar una pared al suelo para poder echarlos. Las otras dos chicas metieron los brazos en bidones llenos de chatarra y cemento. Eran las ocho de la mañana y no pudieron ser liberadas hasta las dos del mediodía. Una vez todos estaban fuera del edificio, se siguió trabajando para desconectar la luz y el agua, que estaba pinchada, y para tapiar las puertas de acceso. Ninguno de los okupas quedó detenido.