El Servei Català de Trànsit acaba de instalar los nuevos radares por tramo que empezarán a funcionar a finales de este verano. Si todo va según lo previsto, multarán ya este septiembre. Son 10 radares que se colocan en cinco puntos de las carreteras catalanas, uno por cada sentido de circulación.

Están en puntos estratégicos de la A7, la C-16, la N-II y la C-66. Los radares por tramo calculan la velocidad media de los coches en un tramo concreto de carretera y evitan los frenazos de repente cuando se detecta el aparato, se corre demasiado y se quiere evitar la multa.

Con estos 10 nuevos radares por tramo, en total en Catalunya hay 24. Están situados en 12 puntos (que podéis consultar en el mapa) y cubren los dos sentidos de circulación. Catalunya fue pionera en la instalación de estos cinemómetros. El radar tiene un lector de matrículas y un mecanismo que calcula cuánto tarda el coche en recorrer el tramo que controla. El aparato calcula la velocidad media con la que ha circulado el vehículo y si supera el límite de la vía, gestiona la multa.

Hace dos años se empezó el despliegue de los radares por tramo en toda la red vial catalana y se instalaron 6 más. Entre ellos, el que tiene un tramo más largo de recorrido para calcular, 18 km, es el que hay en la AP-7 en Amposta.

Rojos: Radares nuevos. Negros: Radares actuales. Verde: Radar más largo de Catalunya. Naranja: Radar en Barcelona.

Pioneros

El primer radar por tramo se instaló el 2010 en la N-230 en el Túnel de Vielha. Tiene 6 km de longitud y está calculado que los vehículos tienen que tardar un tiempo mínimo en cruzar todo el túnel de 4,5 minutos.

En cinco años el radar cazó 2.799 conductores que corrían demasiado.

En la segunda serie de radares por tramo se instalaron 6 aparatos en varios puntos negros de la red vial catalana detectando 11.030 infracciones sólo durante el primer mes de funcionamiento.

Medida preventiva, por desgracia

Aparte de los radares por tramo, la red vial catalana tiene varios radares de velocidad fijos y móviles. El año 2005, bajo el mandato de la consellera Montserrat Tura, el Servei Català de Trànsit dobló el número de radares que había hasta entonces en la red vial catalana e hizo público donde estaban. La intención del Departament, aparte de reducir la siniestralidad por velocidad, era también concienciar. Y, porque no se viera sólo un voluntad sancionadora, Tura dijo dónde estaban cada uno de los radares. Actualmente Interior mantiene el listado público de la situación de los radares en su web.

Los radares son un "elemento imprescindible en la situación actual y una pata más de la prevención", dice Eugènia Domènech, la directora del Servei Català de Trànsit, a El Nacional. "La prevención –añade– tiene diferentes actuaciones y las acciones de seguridad vial son transversales y multidisciplinares, en el sentido de que se tiene que actuar en muchos ámbitos diferentes". Domènech admite que "al hablar de prevención una pata muy importante es toda la parte sancionadora, por desgracia", pero justifica que "es preventiva, y además es una responsabilidad de la administración".

Domènech explica que la Administración tiene la responsabilidad de proteger a la mayoría de conductores, y aunque "la mayoría de conductores y personas que vamos por la calle lo hacemos correctamente, tenemos la obligación de detectar aquellos que están poniendo en peligro la vida de los demás e intentar que haya una modificación de la actitud". En paralelo –concluye– tenemos que hacer muchas más cosas, pero esta es imprescindible.

El radar de la B-20

En Barcelona hay un radar por tramo. Entró en funcionamiento el mes de febrero y depende del Ayuntamiento de Barcelona porque está en la ronda, que es competencia de la ciudad.

Sustituye el radar que había en la B-20 y que se disparaba si los coches iban a más de 60 km/h. Pero una vez detectado, los conductores frenaban para reducir la velocidad al pasar por debajo de la cámara y después apretaban de nuevo el acelerador.

Ahora este radar mide la velocidad desde la plaza Karl Marx hasta la salida 2 de la ronda de Dalt y sólo controla los coches que circulan en dirección al nudo de la Trinitat. El radar abarca todo un tramo de pendiente donde los coches acostumbran a acelerarse.