El proyecto catalán de simular cómo sería vivir en Marte continuará. Así lo ha anunciado la comandante del proyecto Hypatia I, Mariona Badenas-Agustí. Según ha comunicado, se llevará a cabo una nueva simulación en 2025. Concretamente, la misión se llevará a cabo en la Mars Research Desert Station (MDRS), situada en el desierto de Utah de los Estados Unidos. Se trata del mismo lugar donde se realizó la primera. El objetivo, además de intentar simular cómo sería vivir en Marte, es impulsar proyectos de investigación, desarrollar actividades de divulgación y dar visibilidad a las mujeres científicas para inspirar vocaciones, sobre todo a niñas y jóvenes. La tripulación de la nueva expedición contará con mujeres de diferentes edades y perfiles profesionales. La matemática Anna Bach y la estudiante de ingeniería Helena Arias son, de momento, las únicas que repetirán misión.

A pesar de que la primera misión de Hypatia I se ha completado con éxito, Badenas-Agustí ha señalado que "todavía quedan unos cuantos años para llegar a Marte". En este sentido, la comandante ha indicado que llegar es un reto "difícil" no solo por lo que implica en el ámbito tecnológico y humano, sino también por la incógnita de no saber como sobrevivir. El desierto de Utah, donde el equipo vivió 12 días durante la segunda quincena del mes de abril, permitió a las tripulantes convivir con temperaturas extremas similares a las del planeta rojo, que van de los 3 a los 29 grados centígrados. Como Marte, este desierto tiene una baja humedad (aproximadamente del 10%) y altas rachas de viento, que durante la expedición llegaron hasta los 60 kilómetros por hora. Además, la orografía y la geología de la zona también son parecidas.

Viajar a Marte sin salir de la Tierra

Durante los 13 días que duró la simulación, las nueve tripulantes se alojaron en una estación formada por diferentes módulos. En uno de los habitáculos se encontraba la zona de dormitorios, y en otros tenían la cocina, una cúpula científica donde llevar a cabo experimentos químicos, una zona de cultivo y un observatorio solar con telescopio. También tenían un módulo de reparación para reparar todo aquello que se estropeaba y hacer ir las baterías, que funcionaban con la orina de las investigadoras.

¿Pero cuál es la mayor dificultad que tenían que afrontar en el día a día? Pues bien, según ha explicado la ingeniera Neus Sabater, el mayor reto fue distribuir el agua. Contaban con un tanque de 2.000 litros que tenían que ir racionando. Según Sabater, la clave del éxito ha sido "reciclar" la orina para hacer funcionar las baterías. Concretamente, cada tripulante ha gastado 13,4 litros diarios de agua por persona para hidratarse, llevar a cabo la higiene personal, cocinar y limpieza del espacio. Una cantidad muy pequeña comparada con la media de consumo diario de una persona que vive en Barcelona, que es de 105 litros, según la Agencia Catalana del Agua. Para Sabater, las restricciones de consumo que seguían podrían ser útiles en un contexto de sequía.

Con respecto a la alimentación, se ha basado, sobre todo, en productos deshidratados: lácticos, huevos, verduras y frutas que se activan con el agua. La estación también dispone de un invernadero, que les ha permitido recoger 713 gramos de pepino, 498 gramos de tomates cherry, 269 gramos de brotes para hacer ensalada y plantas aromáticas, como 14 gramos de menta y 1 gramo de albahaca durante toda la misión.

Finalmente, en Hypatia I han simulado punto por punto cómo sería la comunicación con la Tierra desde Marte. Así, la conexión ha sido restringida y no han podido enviarse mensajes de texto de forma sincronizada con su familia, amigos y colaboradores científicos. Y la conexión a Internet se ha limitado a tres horas y ha simulado la latencia de la señal de Marte con la Tierra.