La nueva campaña de promoción turística en Italia está dando sus resultados: hacer que se hable del país transalpino. Pero no precisamente por buenos motivos. El gobierno italiano ha desatado la polémica después de haber decidido convertir a la famosa e idolatrada Venus de Botticelli, una de las figuras más importantes del Renacimiento, en una influencer para intentar elevar el número de turistas que viajan al país. La propuesta no ha dejado a nadie indiferente, y de hecho entre los italianos la recepción ha estado marcadamente negativa. No solo por haber rebajado una de las estrellas culturales del país al nivel de los mortales, sino que también por otras razones.

Para empezar, no ha acabado de satisfacer la imagen de la Venus, que aparece vestida con minifalda, haciéndose una selfie en Venecia, paseando en bicicleta por las calles de Roma o disfrutando de un velero. Las imágenes han sido creadas gracias a la inteligencia artificial por la famosa agencia de comunicación Armando Testa. Pero no por eso han satisfecho. Muchos usuarios de las redes sociales han señalado que se da una imagen muy tópica del país, llena de los clichés con que se suele identificar Italia. De hecho, está previsto que la campaña publicitaria llegue pronto a los principales aeropuertos internacionales y estaciones de tren de Europa, Estados Unidos, China, América Latina y el Sureste Asiático.

Tampoco el eslogan ha gustado, "Open to Meraviglia", en el que se mezcla el inglés y el italiano. Y el alto coste de la campaña, que ronda los 9 millones de euros y ha pagado el Ministerio de Turismo, tan solo ha servido para despertar a más críticas de la sociedad italiana.

Un cúmulo de errores

Y hay más detalles. Por ejemplo, en una de las imágenes creadas, la Venus aparece comiéndose una pizza napolitana, típica del sur del país, al lado del Lago di Como, en el norte. Además, una de las escenas que aparece al vídeo promocional que acompaña la campaña se ha grabado en Eslovenia, con un grupo de jóvenes brindando con vino esloveno, a pesar de querer representar Italia. Hay problemas de traducción a otros idiomas, con las ciudades de Camerino convertida en 'Guardarropa' o la de Brindisi en 'Brindis'. Y para acabar, el Ministerio de Turismo se olvidó de registrar la nueva página web, por lo que una empresa de marketing la compró por un precio irrisorio.