El funeral del papa emérito Benedicto XVI, que ha muerto este sábado a los 95 años, tendrá lugar el próximo jueves 5 de enero a las 9:30 horas en la plaza San Pedro del Vaticano y lo presidirá el papa Francisco, según ha informado el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, que ha detallado que "siguiendo el deseo del papa emérito, el funeral será sencillo. Solemne, pero sobrio". Así, el funeral se celebrará tres días después de la capilla ardiente, que se abrirá este lunes 2 de enero en la basílica de San Pedro del Vaticano para que los feligreses puedan dar el último adiós a Joseph Ratzinger. El féretro con los restos del papa emérito se colocará en un catafalco, delante del altar de la confesión, y permanecerá tres días antes de las exequias, que desde la muerte de Pablo VI y Juan Pablo I se celebran a la plaza de San Pedro.

🔴 Muere el papa emérito Benedicto XVI | DIRECTO

Las incógnitas sobre el funeral de Benedicto XVI

Benedicto XVI era un papa emérito, y dado que esta figura es inusual, hay muchas dudas alrededor de cómo será su funeral. En los últimos días, desde que se supo que la salud del papa alemán había empeorado, empezaron las reuniones en el Vaticano para organizar cómo sería el protocolo del funeral pontífice, que renunció hace casi 10 años. La ceremonia se hará, siguiendo la tradición, entre los 4 y 6 días posteriores a la muerte del papa, pero se desconoce si será un funeral de Estado y si se invitarán las autoridades de todos los países. El cuerpo de Benedicto XVI se enterrará en las grutas del Vaticano, en la cripta dedicada a los pontífices, bajo la basílica de San Pedro. Se desconocen detalles como si será embalsamado, como se hizo con algunos de sus antecesores, y si, como indica la tradición, el cuerpo del papa será colocado en tres féretros: uno de ciprés forrado de terciopelo carmesí y encajado en otro de plomo de cuatro milímetros de grosor, al mismo tiempo encajado en otro de madera de olmo barnizada.

El Papa emérito recibió el miércoles pasado la extrema unción de enfermos después de participar en la misa de la tarde en el monasterio Mater Ecclesiae, donde vivía retirado del mundo desde su renuncia al pontificado en el 2013. De hecho, las alarmas sobre el estado de salud de Benedicto XVI de 95 años saltaron aquel mismo día, cuando el Papa Francisco, después de la catequesis pública celebrada en el aula Pablo VI del Vaticano, despertó la inquietud general al pedir una "oración especial" para su antecesor. "Querría pediros a todos vosotros una oración especial para el papa emérito Benedicto XVI, que en silencio está sosteniendo la Iglesia: recordadlo, está muy enfermo, pedimos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testigo de amor en la Iglesia hasta el final", señaló.

Aunque el Papa emérito conservaba intacta la lucidez intelectual que caracterizó su pontificado, sus fuerzas se habían apagado poco a poco, como ha explicado en varias declaraciones su secretario personal, Georg Gänswein, que ha estado a su lado todos estos años. La última vez que un Papa renunció al pontificado fue en 1415, cuando Gregorio XII dio un paso al lado después de la huella de Celestí V, el primer obispo de Roma que abandonó la suyo en 1294. Sin embargo, a Benedicto XVI, que hubiera cumplido 96 años en abril, la única enfermedad que se le conocía era una infección que le afectaba a la mitad derecha de la cara. Se trataba de un herpes zóster, que además de ser muy doloroso, le provocaba fiebre, según reveló el periodista alemán Peter Seewald, que es considerado su biógrafo, al diario alemán 'Passauer Neue Presse' después de visitarlo en el 2020.