El riesgo de un atentado terrorista yihadista en nuestro país es alto. El nivel de alerta, que en todo el Estado se mantiene en 4 sobre 5 desde los atentados de París, existe y nadie lo niega. En los diversos gabinetes de coordinación antiterrorista que hacen los Mossos d'Esquadra se mantienen las acciones de prevención e investigación que lidera la Comissaria General d'Informació, sobre todo de protección también de los propios policías y de las comisarías, con el dispositivo Rectangle. En las reuniones a nivel estatal, en las que participan los Mossos y las policías españolas, también mantienen este riesgo y, en fechas concretas, por Semana Santa o Navidad, elevan también las acciones preventivas. Aunque no hay una amenaza concreta conocida, la inestabilidad en todo el mundo —con la creciente tensión en la zona de Israel por los ataques de Hamás— y la presencia de personas autoradicalizadas que pueden actuar sin cobertura logística de organizaciones terroristas, los lobos solitarios, mantiene en alerta la inteligencia antiterrorista.

En los últimos años se ha visto cómo en todo el mundo las acciones terroristas han cambiado su modalidad y que hay que hacerles frente con nuevas medidas y con material preparado no solo para poder abatir a los terroristas, sino también con la necesidad de adecuar las medidas de protección a las nuevas armas de las que pueden disponer. En los últimos años se han hecho compras de material balístico, que se ha repartido con cuentagotas entre las unidades de intervención como la Brigada Mòbil (Brimo) y las Àrees Regionals de Recursos Operatius (ARRO), y también se ha asignado a los equipos de estas unidades armas largas del calibre 5.56 para poder hacer frente a incidentes críticos durante los patrullajes preventivos.

Ahora, sin embargo, los Mossos han iniciado la compra de un gran contingente de protecciones balísticas para poder facilitar a muchas más unidades de la Brimo y del ARRO y, al mismo tiempo —y esto es una novedad— a unidades territoriales y de seguridad ciudadana (USC), es decir, a patrulleros. Según ha podido saber ElNacional.cat, el objetivo es que las patrullas que tengan que reaccionar a posibles atentados, estén donde estén del país, en caso de que se puedan producir ataques coordinados o encadenados, puedan disponer también de material balístico adecuado a las nuevas modalidades de terrorismo. Estas unidades, a la espera de que se puedan desplegar efectivos de intervención especializados —sea el ARRO, la Brimo o incluso el Grup Especial d'Intervenció (GEI)— tendrán que hacer control perimetral o apoyo durante el incidente, y se quiere que también lo puedan hacer con protección balística más allá de la actual chaleco antibalas que disponen de dotación actualmente.

Para disponer de este material, los Mossos d'Esquadra han iniciado la licitación para adquirir un millar de cascos balísticos y gafas protectoras y más de 1.500 chalecos de alta protección de nivel 9 capaces de detener disparos de rifles largos —M16, MG3 y otras armas largas. Además, también se ha iniciado la compra de un centenar de escudos balísticos rígidos y de un centenar de escudos balísticos ligeros modulares con 200 placas de protección balística nivel 9. En los últimos años se han hecho algunas compras de este tipo de material, sobre todo, sin embargo, para el GEI. El valor de los cuatro lotes que se han licitado tiene un valor de más de 3 millones de euros. Según el expediente del departamento de Interior, todo este material debería poder estar disponible durante el año 2025; el procedimiento ya está en marcha.

El peligro de la marihuana

Más allá del riesgo terrorista, que existe, cada vez es más habitual encontrar armas de fuego en plantaciones de marihuana, un elemento que eleva el riesgo de los asaltos y registros en la explotación de investigaciones relacionadas con el narcotráfico. Hasta ahora, y se espera que con estas nuevas adquisiciones se pueda revertir, los efectivos del ARRO y la Brimo no disponían todos de material balístico y cuando se tenían que hacer asaltos a gran escala, con registros en diversas localizaciones, se tenía que priorizar qué equipos llevaban protección balística según la evaluación del riesgo. Aunque habitualmente los objetivos a detener no responden de manera hostil, sí que se han registrado incidentes donde los vigilantes de las plantaciones, algunas veces creyendo que eran ataques por bandas rivales, han abierto fuego contra la policía en registros.

Desde la sección de orden público del sindicato SAP-Fepol, al mismo tiempo, también se ha lamentado que esta compra de material balístico, enfocada al terrorismo yihadista, no haya incorporado también la compra de pantallas balísticas para los cascos y escudos con ventana balística para evitar la exposición de los agentes. Desde el sindicato mayoritario de la policía catalana se ha decidido presentar una denuncia ante la Subdirección General de Prevención de Riesgos del departamento de Interior para alertar de estas carencias de seguridad, según han explicado desde el sindicato a ElNacional.cat.