Este viernes la Generalitat publicaba oficialmente la orden de cerrar bares y restaurantes para evitar la expansión del coronavirus. Hasta dentro de 15 días sólo está permitido servir comida para llevarse, pero tal como ya explicó ElNacional.cat, no todos los establecimientos siguieron esta recomendación. Algunas cafeterías decidieron mantener las persianas levantadas a pesar de las órdenes del ejecutivo.
Un caso especial es el del restaurante El Mordisco de Barcelona, situado en el pasaje de la Concepció, entre la rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia. Su propietaria, Rosa Esteva, se ha negado a cerrar e incluso publicita abiertamente que se puede ir a comer. Según argumenta y ha explicado este sábado en una entrevista a RAC1, su empresa ha comprado una máquina con un filtro anticontagios verificada de más 30.000 euros que asegura que es un lugar "más seguro que el avión, los supermercados o el transporte público".
Así pues, Esteva está convencida de que su establecimiento es un lugar seguro y libre de contagios y lo mantiene abierto a pesar de ser consciente de las consecuencias. "Hace 34 años que abrimos el primer Mordisco y siempre hemos pensado en el bienestar de nuestros clientes. Os esperamos", han publicado en las redes.
Sin miedo de la policía
La propietaria ha dicho no tener miedo de si la policía va al local para cerrarlo y ha asegurado que les preguntará si tienen alguna manera de demostrar que el lugar no es seguro. "Si me obligan a cerrar, cerraré, pero definitivamente. Y tendré que echar a todos los trabajadores. Mi restaurante está de quirófano", ha explicado.
Foto: Restaurant El Mordisco de Barcelona / El Mordisco
De esta manera, el restaurante quiere protestar contra las nuevas restricciones de Salut que, a su entender, ponen en riesgo la supervivencia de muchos hosteleros y del sector. Esteva considera que la nueva normativa se ha hecho en un ámbito muy general, sin tener en cuenta a aquellos empresarios que "velan por la seguridad de los clientes y los negocios".