A solo 3 horas y 45 minutos de avión desde Barcelona se puede conocer una realidad sorprendente: la de un país prácticamente libre de humo. Con menos de un 5% de la población que fuma cigarrillos, Suecia se ha convertido en un caso de estudio internacional gracias al uso extendido de productos alternativos como el snus y las bolsitas de nicotina. A diferencia de los métodos tradicionales de consumo de tabaco, estos productos se consumen sin combustión, un hecho clave para entender su menor impacto en la salud pública.
Uno de los nombres más respetados en este campo es el psicólogo clínico Karl Fagerström, una voz referente en la investigación sobre dependencia a la nicotina y estrategias de reducción de daños. Reconocido mundialmente por el test que lleva su nombre, utilizado para medir el grado de dependencia al tabaco, Fagerström defiende un enfoque basado en la evidencia científica para abordar la adicción al cigarrillo. El Nacional.cat ha podido conversar con el psicólogo en Estocolmo, donde nos ofreció una visión clara y provocadora: no todos los productos con nicotina son iguales, y algunos pueden jugar un papel importante en la lucha contra el tabaquismo.
El caso sueco
En Suecia fuma muy poca gente, pero sorprendentemente el país tiene un consumo de nicotina muy similar a la media europea. Eso se debe a productos alternativos sin humo como son el snus y las bolsas de nicotina, el primero de los dos lleva tabaco y el segundo no. La Unión Europea prohíbe la venta de snus en todos sus estados miembros excepto Suecia, sin embargo, en cambio, las bolsas de nicotina sí que se pueden comprar en el resto de países y cada vez se están haciendo más populares (aunque España las quiere regular mediante un Real decreto). El snus ha estado presente en la sociedad sueca desde hace más de 200 años, y su uso se consolidó mucho antes de que el cigarrillo se volviera popular.
Así pues, estos productos han contribuido al hecho de que el día de hoy, según datos del Registro Nacional del Cáncer de Suecia, el país presente una de las tasas más bajas de cáncer de pulmón en Europa, especialmente entre los hombres. Este hecho se ha atribuido, en parte, a la baja prevalencia del tabaquismo y al uso de las alternativas al tabaco fumado.

Los casos de cáncer en España
El psicólogo clínico Karl Fagerström es probablemente uno de los expertos que más sabe de adicción al tabaco, ya que en 1975 abrió su primera clínica para atender y ayudar a gente que quería dejar de fumar. Fagerström nos explica que pronto entendió que el problema no era la nicotina y que por eso siempre ha trabajado con productos con nicotina que sustituyan al cigarrillo. Siendo esta su premisa, se muestra sorprendido de la intención de España de prohibir estos productos y celebra que Italia, Suecia, Grecia, Rumania, Croacia, Hungría y la República Checa estén en contra. Fagerström se pregunta cómo puede ser que un país acepte los cigarrillos, "que son mucho más perjudiciales", y se niegue a las alternativas sin humo. "Si los españoles hubieran tenido los mismos hábitos de consumo de tabaco (oral) que los suecos, habría cada año 29.000 muertos menos", advierte al especialista refiriéndose a datos de la Organización Mundial de la Salud.
La relación entre el snus y el cáncer
Son diversos los tipos de cáncer que vienen provocados o agravados por el consumo de tabaco mediante los cigarrillos, pero los datos cambian si el consumo de tabaco se hace vía oral, sin humo, a partir del snus. Un análisis conjunto de nueve estudios prospectivos en Suecia no encontró una asociación significativa entre el uso del snus y el riesgo de cáncer oral. De hecho, los usuarios de baja intensidad (≤ 4 latas/semana) mostraban un riesgo reducido. Con respecto al cáncer colorrectal, un estudio que analizó datos de más de 417.000 hombres no encontró una asociación clara entre el uso del snus y el cáncer colorrectal en general. Otro análisis sueco de datos de más de 424.000 hombres, tampoco ha encontrado una asociación significativa entre el uso del snus y el riesgo de cáncer de páncreas.

¿Y las bolsas de nicotina?
Las bolsas de nicotina, por su parte, son productos sin tabaco que liberan nicotina a través de la mucosa oral. Aunque la nicotina no es considerada cancerígena, es adictiva y su uso está totalmente contraindicado para embarazadas, adolescentes y personas con problemas cardíacos ya que su uso en estos casos puede comportar otros riesgos para la salud, como problemas cardiovasculares y afectaciones al desarrollo cerebral en adolescentes, pero, actualmente, no hay evidencia concluyente que relacione directamente el uso de bolsas de nicotina con un aumento del riesgo de cáncer.
Ahora, el Gobierno ha decidido regular las bolsas de nicotina, hasta ahora sin una normativa clara, como parte del nuevo Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo. El proyecto de Real decreto establece limitaciones como un máximo de 0,99 mg de nicotina por bolsa, la prohibición de sabores atractivos para los jóvenes (como frutas o dulces), la obligación de envases neutros y el etiquetado con advertencias sanitarias. También se incluyen otros productos como los vapers y las hierbas para calentar. Estas medidas buscan frenar el consumo entre los jóvenes y controlar mejor los riesgos asociados a estos productos. El problema es que, según Fagerström, es "estúpida" la reducción del contenido de nicotina, ya que "permitir un producto con 0,99 mg de nicotina es demasiado poco para que un fumador pueda satisfacer su necesidad y deje de fumar". De hecho, en Suecia el snus y las bolsas de nicotina se venden de entre 3 y 16 mg. Además, el psicólogo clínico considera que estas dosis tan bajas son, precisamente, las que pueden atraer a la gente joven.
"Si pudiera aconsejar a las autoridades españolas les diría que miren el sistema de regulación estricta que tenemos para el alcohol, en base al nivel de graduación alcohólica que solo puede obtenerse en determinados locales y muy caros y de una manera controlada. Queremos proteger a los jóvenes del alcohol fuerte y queremos que el alcohol fuerte se use poco o nada porque hay una diferencia en términos de la psico-toxicidad. Con el alcohol, uno se emborracha y puede ponerse agresivo, pero con la cafeína y la nicotina, no hay psico-toxicidad", concluye Fagerström.