La generación mejor formada. Idiomas, grados, másters, doctorados... y crisis. Este lío de palabras e ideas suena fuerte en la cabeza de los millennials, los nacidos entre los ochenta y primeros años de los noventa. En un momento de salir a buscar el primer trabajo o de decidirse por qué estudios cursar, en función de la edad, se encontraron con la crisis del 2008. Ahora, 12 años después, que se abría un poco de luz y esperanza en la vida laboral, llega otra crisis de múltiples niveles, la del coronavirus.

"Durante la crisis del 2008, quizás dejaron los estudios o no hicieron estudios superiores o tuvieron dificultades para encontrar el primer trabajo. Ahora, tienen una juventud más adulta influida por la crisis. La afectación actual ya no es encontrar el primer trabajo, si no no perder uno o bien hacer tambalear las obligaciones familiares", explica la profesora, investigadora del departamento de sociología de la Universidad de Barcelona (UB) y coautora del estudio Millennials ante la adversidad Ana Belén Cano Hila. De esta manera, comenta que quizás una chica con 20 años, afectada por la crisis del 2008, no se planteaba tener hijos pero ahora con 32 o 33 quizás sí, y la duda está en si podrá.

"Cuando tocas el trabajo, lo tocas todo", detalla. "En nuestra sociedad es un tema de interacción muy importante porque de ella dependen muchas cosas, comprar una vivienda, emparejarte o no o bien tener hijos o no". Así, también resalta que su momento vital es el más afectado. "Cuánto tienes un trabajo muy precario, no te permite desarrollar el proyecto vital, sistemas de integración, hábitos de consumo y relaciones sociales". Destaca, en este sentido, que puede ser que por el tipo de trabajo no hagas según qué tipo de ocio. Desde ir al gimnasio hasta viajar, pasando por el ocio cultural, ejemplifica.

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Chica trabajando con mascarilla / Unsplash

De la misma manera señala que la crisis no sólo afecta al aspecto material sino que también al inmaterial, la calidad de vida, salud y bienestar. Toda esta nube de incertidumbres "provocan una sensación de angustia, depresión y estrés por si nos podremos enfrentar o no a la situación". Y sobre todo, remarca que eso pasa porque "las fuerzas ya vienen erosionadas de otro momento", la crisis del 2008.

Todas estas vivencias, sin embargo, comportan nuevas problemáticas. La socióloga explica que los más jóvenes han vivido toda su trayectoria laboral en crisis y que por lo tanto, dan por aceptadas muchas de las condiciones del mercado actual. "No son capaces de ver un antes y un después porque han crecido así, y por lo tanto han desarrollado su vida laboral en estos términos". Así, subraya el peligro de "normalizar esta precariedad".

El problema es que, tal como explica, cuando "normalizas ciertas situaciones y no hay un debate social que lo cuestione, es complicado que pueda ser diferente o entender que un día fue diferente". Así, Cano recuerda el concepto de "mileurista". "Era un símbolo de la precariedad a finales de los 90 y principios de los 2.000", insiste. "Ahora, sin embargo, es una suerte poder cobrar mil euros". Eso, explica, es una señal de la "normalización".

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Por otra parte, la precariedad prolongada, insiste, impide encontrar tiempo para pensar en uno mismo y el futuro. "Tienes necesidades y tienes que compatibilizarlas, haces cosas para sobrevivir y no tienes tiempo para buscar respuestas".

Finalmente, subraya que durante la crisis del coronavirus, muchos jóvenes se han apuntado en iniciativas vecinales o voluntariados en un afán, también, de reivindicarse. "Se ha hablado de ellos como la generación nini y han querido demostrar que no sólo son beneficiarios, sino también proactivos".

Puestos de trabajo precarios

La precariedad laboral existía ya antes de la crisis del coronavirus. El 40% de los trabajadores en Catalunya se encuentran en situación de precariedad laboral, según informe del UGT 'Visibilizamos el precariado'. El sindicato ya advirtió durante la presentación, el mes de octubre pasado, que la situación no sólo afectaba trabajadores de comercios, hostelería, repartidores de plataformas o trabajadores multiservicios, sino también a profesiones más cualificadas, como los investigadores del ámbito de la investigación, abogados y periodistas, entre otros.