Unos menores, de 7 y 11 años, llevan cerca de 48 horas sin poder encontrarse con sus padres, ya que unos vecinos les impiden retornar al piso del barrio Gótico, que habían ocupado.

Hace unos días, la familia, con tres hijos, ocuparon un piso vacío de la calle Còdols 27. A raíz de una denuncia de los vecinos, la policía acudió el pasado martes por la noche en el bloque de pisos para desahuciarlos, pero una cincuentena de personas lo impidieron en unos enfrentamientos que acabó con fuertes cargas por parte de los agentes. Con todo, aquella misma noche la pareja fue a la comisaría con los Mossos d'Esquadra donde acudió con la hija menor y los otros dos se quedaron en casa. Cuando volvieron a la vivienda, se encontraron con que los vecinos habían cambiado la cerradura de abajo y no los dejaban entrar.

Solidaridad vecinal

Tal como ha explicado a Twitter la plataforma Resistim al Gòtic, los niños y una compañera han podido sobrevivir gracias a los alimentos que les han propiciado otros vecinos a la vez que los padres de los menores y la otra hija que está con ellos, han podido dormir en casas de personas que los han acogido.

Tal como ha adelantado la ACN, el miércoles se abrió un proceso de mediación en el cual intervinieron los Mossos d'Esquadra, así como representantes del distrito. En este se llegó a un preacuerdo con los vecinos para que la pareja pudiera retornar a su domicilio. Por a ello, los vecinos requirieron un informe técnico que avala que el hecho de que la familia viva en el piso no supone un riesgo para el inmueble, de estructura o de suministros, así como que la vivienda se encuentra en buenas condiciones.

Desde Resistim al Gòtic, sin embargo, han denunciado que a pesar de tener el informe técnico, los vecinos siguen bloqueando la entrada del matrimonio en el domicilio.

En este sentido, la plataforma ha expuesto que si siguen bloqueando el acceso del matrimonio en el domicilio, denunciarán a los vecinos "por un delito de coacciones".

Por otro lado, en el hilo de Twitter han recordado que el piso es propiedad del fondo buitre Cerberus, que tiene miles de viviendas vacías por todo el Estado español.

"La solidaridad del barrio se acaba imponiendo al egoísmo individualista, racista y clasista de unos pocos, y a la inoperancia de las instituciones", han asegurado desde Resistim Gótico.