Esta noche el Barça de Hansi Flick puede proclamarse campeón de Liga en campo hostil, y, además, con el rival, el Espanyol, todavía en la cuerda floja y no matemáticamente salvado. A partir de las nueve y media de la noche, ambos equipos se enfrentarán en Cornellà-El Prat en un partido de alto riesgo y máxima tensión. Los Mossos d’Esquadra, tal como ha explicado el intendente Joan Salamaña a ElNacional.cat, desplegarán un dispositivo de máximos con más del doble de agentes de los que habitualmente se despliegan en un partido de Primera División. El dispositivo se centrará en dos momentos que pueden ser críticos: antes y después del partido, pero con máxima tensión también durante los 90 minutos del encuentro, en función de cómo evolucione el juego y las derivadas que puedan generar conflictos, sobre todo en la grada del RCDE Stadium. Los antecedentes no permiten ninguna relajación, ni a la policía catalana ni tampoco a la seguridad privada del club blanquiazul. En el partido de la temporada 2022/2023, en una situación similar, aunque con el Espanyol ya descendido a Segunda, un grupo de ultras pericos saltó al terreno de juego al final del partido con el objetivo de agredir a los jugadores del FC Barcelona, que celebraban el título de Liga.
Tal como explica el jefe de la División Técnica de Seguridad Ciudadana y Planificación de Dispositivos, el intendente Salamaña, quien lidera el dispositivo en coordinación con el inspector Jordi Rodón, el coordinador de seguridad deportiva de los Mossos en los partidos del Espanyol, el dispositivo de un partido de alto riesgo —tal como ha sido calificado, a petición de la policía catalana, este encuentro— permite desplegar muchos más agentes, sobre todo de orden público, para garantizar la seguridad de los aficionados y del conjunto del evento.
Partido de alto riesgo con el doble de agentes
Esta calificación de alto riesgo —habitual en este tipo de partidos, como también en los Barça-Madrid— obliga también, por ejemplo, a prohibir la entrada de material del equipo rival al estadio. En el campo del Espanyol, por falta de acuerdo entre las dos juntas, no hay cesión de entradas entre clubes, por lo tanto, no hay un espacio destinado a los aficionados del Barça, lo que hace que algunos se infiltren entre los locales, con la posibilidad, si llevan equipación azulgrana, de generar conflictos. Esta prohibición, así como la detección previa en los accesos, si se aplica con celo, permite evitar problemas en el interior del estadio, cuando el recinto, situado entre Cornellà y El Prat, ya sea una olla a presión con 30.000 personas. Aunque se supone que ningún aficionado del Barça tiene entradas, los Mossos saben que no es así, y que habrá seguidores del FC Barcelona en las gradas.
En la misma línea, también se trabaja para evitar que la afición local, y sobre todo la de las zonas más radicales, con grupúsculos vinculados a la extrema derecha, introduzcan en el estadio material pirotécnico. Según algunos informes de Información, aficionados blanquiazules han amenazado con entrar cargados con este tipo de material, muy peligroso no solo para los jugadores, también para otros aficionados, y por eso también se reforzará la vigilancia previa y los accesos al estadio del Espanyol. Tener a todos los seguidores del Espanyol fuera del estadio antes del inicio del partido, con la llegada de los autocares y los árbitros, es uno de los momentos críticos. Como también lo será el final del partido. Después de los 90 minutos reglamentarios es uno de los momentos clave del dispositivo organizado para este encuentro. La posibilidad de que el FC Barcelona gane la Liga y quiera celebrarlo condiciona la reacción de la policía catalana. Con el asalto de 2023 aún en la memoria, el propio club perico ha reforzado la vigilancia en la zona de los aficionados más radicales e incluso ha hecho un simulacro para intentar evitar la intrusión en el césped. Aun así, la policía también ha reforzado la capacidad de respuesta durante este momento, que puede ser crítico.
Los antecedentes en el campo del Espanyol
Los jefes del dispositivo también explican que se actuará de manera proporcional. No hay que olvidar que entrar al terreno de juego, aunque está prohibido por la ley del deporte, conlleva una sanción administrativa para quienes salten al césped y también para el club. La preocupación de los Mossos, sin embargo, va más allá, sobre todo recordando el episodio de hace dos años. Los aficionados del Espanyol no saltaron al terreno de juego para celebrar nada (como sí hicieron el año pasado, para celebrar la salvación), sino que el objetivo era agredir a los jugadores del FC Barcelona. Los Mossos han diseñado parte del dispositivo policial, especialmente en el tramo final, para evitar agresiones más que una eventual invasión de campo. Internamente, también, el FC Barcelona ha enviado un mensaje para evitar una celebración ostentosa sobre el césped si finalmente se gana la Liga, más aún cuando los blanquiazules no tienen asegurada la permanencia en Primera División el año que viene.
Los Mossos d’Esquadra no han querido concretar, por razones de seguridad, el número total de agentes que se desplegarán en el operativo de esta noche. Sí se ha podido saber que duplica el número habitual de efectivos de los Mossos, así como de vigilantes de seguridad privada y auxiliares, comparado con otro partido de Liga. Además de los equipos de orden público, la Brimo y la ARRO, también se han activado agentes de Información —especialistas en los grupos radicales de ambas aficiones—, de Seguridad Ciudadana, Unidad Canina, Unidad Tedax y la Unidad de Drones —se ha limitado la posibilidad de vuelo sobre el estadio y se permite tener imágenes en tiempo real para los mandos. Los jefes del dispositivo, Rodón y Salamaña, seguirán el partido desde la Unidad de Coordinación Operativa (UCO), un VAR policial, desde donde se realizan todas las comunicaciones entre los equipos de seguridad y emergencia implicados en el dispositivo.