La lava sigue fluyendo hacia el mar y alimenta el nuevo delta que ha creado en la costa canaria, por ahora hace unas 17 hectáreas y ante las pocas perspectivas de que la erupción finalice en las próximas horas, es posible imaginar que crecerá todavía más. Es más, el volcán se encuentra en una fase de la erupción más explosiva.

Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), la erupción ha incrementado su explosividad en las últimas horas y ha expulsado más ceniza en el aire, la cual pone en peligro la calidad del aire. El comité director del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) ha pedido a la población más próxima al volcán que extreme las precauciones ante un previsible deterioro en la calidad del aire, sobre todo a partir de este viernes, por un cambio en los de vientos. Los vecinos de La Palma se han visto abocados a un nuevo confinamiento, aunque esta vez acompañado de explosiones y cenizas.

También se ha detectado un aumento de la actividad sísmica, algunos de los terremotos registrados en las últimas horas han sido notados por la población. El IGN sigue atentamente la evolución de la erupción y todos sus derivados. Según los datos que exponen por ahora hay cuatro bocas del volcán activas y la mayoría de los terremotos se concentran lejos de estas.

Mar y contención

La llegada de la lava al mar acarreaba mucha expectación y muchas consecuencias. Además del aumento de la superficie de la isla con la aparición del nuevo delta otra de las consecuencias es la emanación de gases tóxicos, que han obligado a mantener un perímetro de exclusión en torno a la colada

Sin embargo, no todo lo que ha comportado el contacto de la lava con el mar ha sido negativo. La desembocadura de la colada en el agua ha estabilizado el flujo de la lava, la cual continúa su camino hacia el mar y raramente se expande de forma lateral. Esto se traduce en menos daños materiales, una buena noticia después del gran rastro destructivo que ha dejado hasta ahora el volcán.

Actualmente se calcula que el magma ha destruido 855 edificaciones y ha afectado casi a 30 kilómetros de carreteras, de los cuales 27 están completamente destruidos. La colada cubre 338,3 hectáreas, incluyendo el terreno ganado al mar.

El Gobierno ha insistido en decir que su prioridad será la reconstrucción de La Palma, sin meterse límites económicos. El caso es que hasta que la erupción no finalice no podrán empezar las tareas de recuperación, sobre todo porque todavía es temprano para evaluar el alcance de la destrucción que ha generado la erupción. Por ahora todavía hay edificios que no se saben si se podrán recuperar o se dan por perdidos.

 

Imagen principal: Un hombre observa la erupción del volcán de La Palma / Efe