La madrugada del domingo, el Ayuntamiento de l'Arboç (Baix Penedès) fue objeto de un ataque vandálico que ha dejado la fachada histórica llena de impactos de huevos. La acción, de la cual todavía no se conocen los autores ni los motivos, ha encendido las alarmas del consistorio, que ha puesto los hechos en conocimiento de la Policía Local y ha iniciado diligencias para identificar a los responsables. Esta agresión contra el edificio consistorial ha supuesto un misterio en la pequeña localidad de la provincia de Tarragona de poco más de 5500 habitantes, ya que es un hecho curioso que nadie haya reivindicado el ataque ni haya expresado el motivo.

El ayuntamiento de la localidad está declarado Bien Cultural de Interés Local (BCIL) y forma parte del Catálogo de Bienes Protegidos del municipio. Esta catalogación hace que los daños tengan una gravedad especial, ya que la Ley de Patrimonio Cultural Catalán obliga a preservar la integridad. Según el Código Penal, las agresiones contra bienes públicos o patrimoniales pueden comportar multas elevadas y penas de prisión.

Desde el consistorio, se ha condenado “firmemente” este episodio incívico y se ha acordado de que los costes de limpieza y restauración recaerán sobre recursos públicos, destinados habitualmente a servicios para toda la ciudadanía. El Ayuntamiento también ha hecho un llamamiento al respeto por el patrimonio y la convivencia, insistiendo en que el edificio “es la casa de todos los vecinos y un símbolo de democracia”.

Segundo misterio en menos de tres meses

En esta pequeña localidad del Baix Penedès ya hubo un ministerio que inquietó a sus habitantes. A mediados de junio de este año, aparecieron siete plataneros muertos envenenados en una misma calle, muy situados de forma consecutiva y en una misma acera, hecho que hizo levantar sospechas entre los arbocencs y arbocenques. El ayuntamiento de la ciudad denunció los hechos y afirmó saber quiénes eran los autores, pero aseguraban no tener ninguna prueba para incriminarlos.