El serial de las conocidas como monjas de Belorado ha vivido este viernes un nuevo capítulo después que la jueza de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca (Burgos) ha dado la razón a la Iglesia católica en su demanda de desahucio contra las clarisas de Belorado y las condena a abandonar el monasterio, según la sentencia en la cual ha tenido acceso la agencia EFE. La jueza indica que las ocho exmonjas tendrán que desalojar el monasterio, dejarlo "libre y expedito y a disposición" del Arzobispado de Burgos "con apercibiendo de lanzamiento si no lo hacen voluntariamente", en referencia al acto material en el que se ejecuta la orden judicial. La sentencia no establece un plazo para que las religiosas abandonen el convento y la representación legal ya ha anunciado que recurrirá en la Audiencia de Burgos esta sentencia, por lo que este proceso previsiblemente se dilatará en el tiempo. El Arzobispado de Burgos presentó en mayo del 2024 la demanda de desahucio contra las religiosas del Monasterio de La Bretonera, en Belorado, cuatro meses después de que las entonces hermanas clarisas decidieran separarse de la Iglesia católica y negarse abandonar el monasterio.

Estimación de la demanda

El juicio se celebró el pasado 29 de julio después de que fueran suspendidos los dos señalamientos anteriores. En la vista, la representación procesal del Comisario Pontificio expuso los argumentos que las monjas mayores que no secundaron el cisma constituyen la legítima comunidad monástica del Monasterio de Belorado. Según el juzgado de la Plaza nº1 de la sección civil y de instrucción del Tribunal de Instancia de Briviesca, la sentencia afirma que "la parte demandada no ha demostrado, como así le competía, que reúna ningún título que justifique y legitime el uso del inmueble enfrente de su titular, lo cual tiene que conducir a la estimación de la demanda en su integridad". Las monjas avanzaron que, en caso de que la jueza decretara su salida del Monasterio de La Bretonera, también conocido como el Monasterio o Convento de Santa Clara o Santa Maria de Bretonera, en Belorado, decidirían en comunidad si resistirán o se marcharían de manera voluntaria.

Un cisma con trasfondo mediático

Estas monjas clarisas de Belorado (Burgos) han protagonizado uno de los cismas más mediáticos del siglo XXI después de anunciar su salida de la Iglesia católica el 13 de mayo de 2024. Este grupo, inicialmente de 10 monjas, decidió separarse de la autoridad del Vaticano, cuestionando incluso la legitimidad de los papas desde Pío XII en adelante, y siguiendo doctrinas sedevacantistas, que sostienen que la sede papal está vacante. Esta ruptura estuvo motivada inicialmente por la negativa de la Iglesia a permitirles vender un convento propio en Vizcaya para comprar otro a Orduña, donde residían, además de tensiones internas y económicas. De hecho, detrás de esta historia no hay un cisma provocado por una crisis religiosa, sino un posible caso de especulación inmobiliaria. Las clarisas decidieron romper con la Iglesia católica porque denunciaron que sufrían una "persecución" de la comunidad eclesiástica después de que Roma bloqueó su solicitud de vender un convento que tienen en propiedad a Derio (Vizcaya) y la compra del monasterio en Orduña. La Iglesia mantuvo que ella es la propietaria legal de los bienes del monasterio, negando la capacidad de las monjas para disponer de estas propiedades y excomulgó formalmente a las diez monjas que declararon el cisma.

Después de la escisión, fueron excomulgadas por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, y afrontaron la demanda de desahucio por parte del Arzobispado a causa de su negativa a abandonar el monasterio La Bretonera en Belorado. En la actualidad, la comunidad está dividida entre cinco clarisas mayores que permanecen fieles a la Iglesia y las ocho (antes debe) monjas consideradas cismáticas, al lado de la misteriosa salida de algunas de ellas. Las exmonjas cismáticas quedaron bajo la tutela de Pablo de Rojas, un falso obispo excomulgado, líder de una secta llamada Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, quien les ofrece asesoría espiritual, aunque la Iglesia católica no reconoce esta autoridad.

La Iglesia conciliar, una invención

Las monjas de Belorado consideran que la Iglesia conciliar no es católica porque rechazan la autoridad de los papas posteriores a Pío XII y las reformas surgidas del Concilio Vaticano II, al cual acusan de haber alterado doctrinas fundamentales y de ser una "farsa" que ha dado lugar a una Iglesia que no es la verdadera Iglesia católica. Según ellas, la Iglesia conciliar es una invención, y su relación con la jerarquía actual es nula porque no reconocen la validez ni legitimidad de sus obispos y papas, a los que consideran usurpadores sin poder sobre sus almas. Por eso, se separaron de la Iglesia conciliar mientras se mantienen firmes en su identidad como católicas tradicionales bajo una autoridad alternativa que no es reconocida por el Vaticano. Este rechazo se basa en una interpretación sedevacantista, que sostiene que la sede papal está vacando desde Pío XII, y en el que las reformas litúrgicas y doctrinales del Vaticano II erosionan la fe y la tradición católica auténtica, alguna cosa que ellas buscan preservar. Para estas monjas la separación no implica dejar de ser católicas, sino no aceptar la Iglesia que se definió después del Concilio Vaticano II, porque consideran que esta "Iglesia conciliar" ha abandonado la verdadera fe católica.