Los últimos dos días han sido un auténtico infierno para los habitantes de Francia, especialmente para las poblaciones entre Narbona y Carcasona a causa de un enorme incendio que ha arrasado más de 17.000 hectáreas de terreno y ha causado graves daños, tanto personales como materiales. Finalmente, después de casi 50 horas activo, los bomberos celebran que han podido controlar este fuego, el mayor que ha visto el país galo en los últimos 75 años. Las tareas de extinción han ido acabando con las llamas durante el día, y si bien han sufrido algún contratiempo a causa del viento, que reavivaba el fuego, los bomberos se han acabado imponiendo y el incendio ha quedado oficialmente controlado.
Las últimas horas han sido críticas, ya que las condiciones climáticas, especialmente el viento, han jugado en contra durante la tarde, reactivando algunos de los puntos calientes y forzando los operativos desplazados a redoblar los esfuerzos, sin embargo, gracias en gran parte en los aviones y helicópteros de extinción, se ha podido controlar el incendio y quitar un peso de encima a los ciudadanos que, si bien ya pueden respirar más tranquilos, todavía tienen que hacer frente a todos los daños que ha causado el incendio. El fuego ha quemado más de 170 kilómetros cuadrados, a muchos de ellos de territorio forestal, pero también ha afectado núcleos urbanos como Talançan y Sant Laurenç de la Cabrerissa. En este último, el fuego se cobró la vida de una mujer de 65 años que se negó a abandonar su hogar cuando las autoridades solicitaron que desalojaran la zona. A pesar de la magnitud de las llamas, esta ha sido la única víctima mortal del desastre, pero, en cambio, ha habido una veintena de heridos de diferente gravedad entre bomberos y civiles.
Actualización de los daños
Las autoridades han actualizado el recuento de daños, y hablan de 25 hogares quemados o dañados y 35 vehículos calcinados, unos números que reflejan que el grueso de las llamas afectó principalmente a terreno forestal. Para comparar, la extensión de París es de poco más de 105 kilómetros cuadrados, es decir, que el incendio ha llegado a convertir en cenizas un territorio que podría contener la capital francesa entera y todavía quedarían unos 65 kilómetros cuadrados sin ocupar. Si bien las pérdidas se tienen que lamentar, la situación podría haber sido mucho más dramática.
Cuando se acabe de extinguir completamente el fuego, se podrá estudiar más a fondo su causa. De momento ya se conoce su punto de origen, ya que se pudo localizar cuando todavía era pequeño, pero falta poder determinar si el incendio fue causado por acciones humanas o no. A pesar de no estar corroborado, las autoridades consideran que lo más probable es que este desastre que ha causado una muerte y muchas más desgracias haya sido originado por el ser humano. En caso de que sea así, sin embargo, se tendrá que investigar también si fue un accidente o si, en cambio, alguien inició el fuego a conciencia.