A 40 grados, paseando por la C-26 que cruza Ripoll llegamos al bar Esperança. Está delante de la estación de ferrocarriles y a un paso de la parada de autobuses. Allí el tiempo parece parado. Un grupo de hombres musulmanes pasan cada mediodía cuando han salido de trabajar. Conversan amablemente.

Mohamed hace 30 años que vive en Ripoll y ve enseguida que somos periodistas. Habla con sus compañeros en árabe y se endereza a nosotros en catalán. "Todo ha cambiado", nos dice sin que prácticamente le podamos hacer ninguna pregunta. Y se adentra en un monólogo que va desde su recuerdo de los chicos que hace un año atentaron a Barcelona y Cambrils hasta la crítica airada de "porque no vigilaban al imán"?.

Los chicos de la célula terrorista del 17-A tenían entre 17 y 24 años. Algunos eran hermanos. Todos vivían en Ripoll. Eran la segunda generación de familias musulmanas que vivían desde hacía años en este municipio que nace entre los ríos Ter y Freser, tenían la misma edad que el hijo de Mohamed. "Venían a casa a jugar a la Playstation", explica. "Lo tenían todo", murmura mientras hace una reflexión sobre la religión y la política y sobre el hecho de tratar toda una comunidad en función de los hechos de sólo unos cuantos.

"Después de eso ha cambiado la relación con los vecinos", dice Mohamed. Asegura que después de los atentados, a pesar de que en Ripoll no habido ningún ataque xenófobo contra la comunidad musulmana, nada es lo mismo. Hay miradas furtivas y cuesta tener la confianza a la hora de alquilar un piso. "La raza es la raza. Y nos duele", sentencia.

"Todo viene del imán"

A la una y media del mediodía abre la mezquita de la calle Sant Bartomeu. Está donde predicaba el imán Abdelbaki Es Satty que captó a los jóvenes y a quien se considera principal jefe de la célula y cerebro de los ataques. Hamza se acerca como cada día. Tiene 23 años y conocía el grupo de jóvenes terroristas. Como Mohamed, coincide en que "algunos vecinos de Ripoll te miran raro, desconfían".

"Todo viene del imán". Hamza hace un análisis del por qué los jóvenes de segunda generación caen en manos de un radical que los convence para atentar en Catalunya y perder la vida si hace falta. "Los coge uno por uno", explica, y dice que es capaz de ver si conocen o no el Corán y si su desconocimiento puede hacer que lo sigan hasta el final. "Nosotros hemos nacido en Marruecos. Por eso no me cogió a mí. Ya vio que no lo seguiríamos". Hamza conoce el Corán y lo que significa la yihad.

La yihad es el esfuerzo por ser cada día mejor persona, no una guerra encaminada a la expansión del islam. El desconocimiento del Corán hace que se pueda interpretar la yihad como guerra, lucha contra occidente, y por lo tanto se crea que es un llamamiento al terrorismo con jóvenes dispuestos a perder la vida. Y eso es lo que Hamza y el nuevo imán de Ripoll creen que pasó con los jóvenes que organizaron los atentados del 17-A.

Las sombras de Abdelbaki Es Satty

Hamza estuvo 3 horas respondiendo preguntas de los Mossos días después de los atentados.

La policía investigó el entorno del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty. Los Mossos han rehecho todo su pasado en Catalunya y en el exterior para tratar de encontrar las conexiones que tenía y el momento en que se radicaliza y empieza a operar en Catalunya, e investigar por qué nadie detectó su radicalización ni por qué el CNI no avisó de que era colaborador suyo.

Es Satty

Las investigaciones les llevaron hasta la operación Chacal. Abdelbaki Es Satty vivió en Vilanova i la Geltrú, entre el 2006 y en el 2008. Era el segundo imán y salió indemne de la operación policial con la cual acabó entre rejas buena parte de la cúpula de la comunidad religiosa. La investigación acabó con 20 yihadistas detenidos que acabaron todos en libertad meses después.

En el 2010, pero, lo condenan por un caso de drogas y entra en la prisión de Castelló donde está encerrado hasta el 2014. Allí conoce en Rachid Aglif, alias El Conejo, uno de los miembros de la célula responsable del atentado del 11-M del 2004. En aquel momento se encargaba de organizar las horas de oración entre los reclusos musulmanes y fuentes policiales aseguran que fue aquí donde el CNI lo captó de confidente. La Subdelegación del Gobierno de Castelló acuerda la expulsión del imán.

Pero antes ya había sido condenado. Constan antecedentes del 2006 por lesiones en el País Vasco. Pero el año 2015 el contencioso administrativo anula la orden de expulsión y no hace constar la condena por lesiones.

Dos meses después de los atentados de Barcelona y Cambrils, el CNI admite que Abdelbaki Es Satty era uno de sus confidentes. El CNI contactó "siguiendo los protocolos y como hacen todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado" con el imán de Ripoll cuando este cumplía en el 2014 una condena en la prisión de Castelló por tráfico de drogas. Su nombre aparecía en sumarios judiciales por su presunta relación con terroristas yihadistas.

Abdelbaki Es Satty murió en la explosión de la casa de Alcanar la noche del miércoles, 16 de agosto, horas antes que los yihadistas atentaran en la Rambla y en el paseo marítimo de Cambrils. Los investigadores encontraron entre los escombros varios billetes de avión a su nombre con destino a Bruselas.

explosio alcanar bomberos GRANDE GRANDE

En la casa de Alcanar apareció también su cartera con la documentación y un libro de color verde con su nombre en la primera página y donde se guardaba una hoja manuscrita con el texto: "Breve carta de los soldados del Estado Islámico en tierra del Ándalus para los cruzados".

Según Fernando Andreu, el juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso, los yihadistas de Barcelona y Cambrils habían acumulado centenares de kilos de material para fabricar explosivos para cometer "una acción terrorista de gran envergadura", cosa que se frustró al estallar la mezcla que preparaban para llegar a fabricar una importante cantidad de TATP.

"La figura del imán es clave"

"Nos ha quedado una gran herida abierta porque en toda esta historia del imán no se ha podido sacar el quid de la cuestión", lamenta la concejala Montsina Llimós. Limoso es la responsable del nuevo plan de convivencia del Ajuntament de Ripoll. "La figura del imán es clave", remarca. "Si era un agente del CNI, si alguien tenía la mínima sospecha de que este personaje podía ser peligroso y no abrió la boca, realmente es gravísimo" subraya la concejala quien admite que "cuesta mucho entender que escogiera Ripoll".

Según los hechos "se ve un comportamiento muy sectario del imán con esta radicalización tan rápida", dice la concejala. Llimós explica que en la comunidad musulmana de Ripoll se sintieron engañados, que nadie sabía los antecedentes del imán: "Eso es imperdonable".

Montsina Llimos concejala Ripoll - Sergi Alcàzar

Montsina Llimós, responsable del plan de convivencia del Ajuntament de Ripoll, fotografiada durante la entrevista con el Nacional.cat / Foto: Sergi Alcàzar

El Ajuntament de Ripoll ha pedido personarse al caso, pero el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, se lo ha denegado. También pidió la comparecencia del director del CNI para explicar la relación con el imán. Pero tampoco lo aceptaron. "Espero que la investigación trate de saber si hubo más jóvenes captados", dice Montsina Llimós.

El imán Abdelbaki Es Satty llegó a Ripoll en el 2015. Estuvo unos dos años con idas y venidas intermitentes al Montsià, donde también había vivido. Llegó rechazado de Bélgica y en Ripoll encontró un lugar donde tener la parte del sueldo y una cantera para formar una célula.

Ahora en la mezquita de la calle sant Bartomeu hay un nuevo imán. Es Mohamed El Oncre. Llegó hace 10 meses a Ripoll. Tiene 71 años y ha vivido 17 años en Roses.

Imam Mesquita Ripoll - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

Mohamed El Oncre accedió a ser imán de Ripoll después de que la policía le revisara toda la documentación, le diera el visto bueno y pasara 15 días de prueba en la mezquita dirigiendo las oraciones.

"Hace 20 años que estudio el Corán. Predico el islam de la paz, de la alegría..." nos explica momentos antes de empezar la oración del mediodía. "Se tiene que enseñar solo las cosas buenas. Nunca he tenido problemas en España ni en Marruecos", explica, y con una voluntad firme de pasar página, insiste en que en Ripoll ahora "todo está bien". "Está olvidado, no queremos que vuelva a pasar. No queremos problemas", remarca.

Con su castellano básico trata de hacernos entender que las familias de los jóvenes muertos han superado el luto y que no se habla del atentado en la mezquita. "A los que murieron, Dios ya los ayudará" dice, mientras insiste en su discurso de la paz: "Queremos que rija la paz en todo el mundo. Todos somos del mismo padre y la misma madre pero cada uno tiene su religión y hay que respetarlo todo".

Iman Mesquita Ripoll - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

El futuro

"No es lo mismo estar integrado que estar incluido" dice la concejala Montsina Llimós que explica que para el Ajuntament la prioridad es enmendar lo que no funcionó.

El 17 de agosto en Ripoll se vivió una situación inimaginable: "Nadie había previsto nunca ni en las peores pesadillas que aquí pudiera haber una célula yihadista. Hubo el sentimiento que las cosas se estaban haciendo lo bastante bien. Si analizamos lo que era un buen grado de integración, en Ripoll se daba. Eran chicos que hablaban catalán, que se relacionaban con el resto de ciudadanía perfectísimamente, que algunos de ellos trabajaban, que participaban en entidades, que no vivían en un barrio separado del resto... Todo eso aquí funcionaba. Es la gran diferencia de precedentes que ha habido en otros lugares donde los terroristas estaban en una situación de marginalidad. Aquí todo eso no pasaba".

"No pasaba y no obstante hubo la célula", dice Llimós para introducir el paso adelante que se ha hecho en Ripoll después de los atentados. "Tenemos que profundizar mucho más", explica, y por eso se ha diseñado un nuevo modelo de convivencia que pasa por un cambio de perspectiva en el análisis donde están implicados el Ajuntament, el Consorci de Benestar Social y la ciudadanía.

manifestación ripoll hermana terrorista ACN

Concentración en Ripoll para condenar los atetados del pasado agosto / Foto: ACN

No se olvidará nunca ni se tiene que olvidar nunca

El nuevo plan sale de la participación directa de la ciudadanía, de donde se buscan las respuestas para poner en práctica lo que llaman ICERT: Impacto, conexión, emociones, reflexión y transformación. Después del impacto se busca la conexión trasladada a las emociones que llevan a la reflexión y la posterior transformación de ciertos elementos de la sociedad.

Para Montsina Llimós "no hay un Ripoll de antes del 17 de agosto y uno de después, el día a día no ha cambiado". Pero tanto Mohamed como Hamza se sienten observados un poco más que antes de los ataques y notan recelos.

"Cómo nos cuesta gestionar la diferencia y cómo nos cuesta ver que la diferencia nos puede enriquecer" dice a la concejala mientras explica que precisamente el nuevo plan de convivencia pretende un cambio de mirada: "Entender que la diferencia forma parte de nuestra sociedad y tiene que posibilitar tener una mirada abierta que nos enriquezca".

Lo que pasó el el 17-A "no se olvidará nunca ni se tiene que olvidar nunca. Se tiene que incorporar esta página a la historia de Ripoll".​