El papa Francisco murió este Lunes de Pascua a los 88 años en la Casa de Santa Marta y su entierro será este sábado, 26 de abril, a las 10.00 horas, en la plaza de San Pedro del Vaticano, según ha informado este martes el Vaticano. El féretro del papa Francisco será trasladado desde la capilla de Santa Marta a la basílica de San Pedro este miércoles a las 9.00 horas para recibir el homenaje de todos los fieles. La ceremonia, a la cual está previsto que lleguen jefes de Estado de todo el mundo, estará oficiada por el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re. Después de un momento de oración, presidido por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell, empezará "la traslación" del cuerpo. La procesión pasará por la plaza Santa Marta y la plaza de los Protomártires Romanos y desde el Arco de las Campanas saldrá a la plaza de San Pedro y entrará en la Basílica Vaticana por la puerta central. Después, en el Altar de la Confesión, bajo el baldaquino, el cardenal camarlengo presidirá la liturgia de la palabra, al final de la cual empezará la visita de los fieles, a pesar de que, todavía no se ha determinado los días que estará expuesto.

El cuerpo se ha depositado en un único ataúd de madera con el interior de zinc y se expondrá directamente en el féretro abierto, pero no en un cadalso como había estado hasta ahora y tampoco se colocará el báculo papal durante esta exposición. Finalmente, se elimina la tradición de enterrar a los papas en tres ataúdes: "uno de ciprés, un segundo de plomo y un tercero de roble y otro de madera". Cuando finalice el acto, el féretro será trasladado a la basílica de Santa María la Mayor, tal como ha dejado establecido el papa Francisco. Cuando finalicen los actos funerarios, el féretro será trasladado a la basílica de Santa María la Mayor, tal como ha dejado establecido el papa Francisco.

Las peticiones del Papa para su último adiós

Antes de su muerte, el papa Francisco tomó decisiones significativas sobre su despido. En noviembre del 2024, el pontífice modificó algunos de los actos funerarios más tradicionales, una vez más demostrando su fuerte personalidad y marcando cierta distancia con sus predecesores. Fiel a su estilo, dejó escrito que su último adiós reflejara un mensaje de sencillez. El Vaticano anunció oficialmente la muerte del papa a las 9.45 horas de este lunes. Posteriormente, el cardenal Kevin Joseph Farrell salió ante los medios confirmando que el santo padre había muerto a las 7.45 horas. Sin embargo, no fue hasta las 20.00 horas que se ejecutó el rito de constatación en su residencia de Santa Marta con la presencia de todos los cardenales y las autoridades vaticanas, que han confirmado que el papa murió de un ictus cerebral. La habitación de Francisco ha quedado sellada, así como el apartamento pontificio del Palacio Apostólico, además se tiene que destruir el anillo papal, se tendrá que trasladar el ataúd a la Basílica de San Pedro, para la posterior misa y funeral.

La habitación del papa Francisco sellada en la residencia de Santa Marta
La habitación del papa Francisco sellada en la residencia de Santa Marta / EFE

¿Cómo y cuándo será el cónclave?

La celebración oficial del entierro del papa Francisco se acabará de decidir este martes que es cuando se reúnan todos los cardenales en Roma, a las 9.00 horas, en la primera congregación general. Después de todos los actos funerarios por la muerte del santo padre, se tendrá que celebrar un cónclave del que tiene que salir su sucesor. Según apunta Corriere della Serase podría celebrar entre el 5 y el 10 de mayo, aunque la duración es imprevisible porque irá en función de la decisión de los cardenales y que se pongan de acuerdo para escoger un nuevo líder de la Iglesia católica. El camarlengo, Kevin Joseph Farrell, es el encargado de la administración interina de la Iglesia y de organizar el cónclave, así pues, convocará oficialmente a los cardenales electores —todos los menores de 80 años— que llegarán desde diferentes partes del mundo para escoger a un nuevo papa. La ley vaticana estipula que tendrá que celebrarse en el plazo de 20 días. Durante el proceso de vacante se ha eliminado la llamada “Cámara Apostólica”, el colegio de eclesiásticos que asisten al camarlengo.

Esta jornada histórica empezará con la misa “Pro Eligendo Pontifice” en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Capilla Sixtina cantando el “Veni creator”. Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y después el maestro ceremoniero proclamará “Extra omnes” (fuera todos) y cerrará las puertas para garantizar la más absoluta privacidad, incluso, se utilizan inhibidores de frecuencia. Entonces empieza el cónclave, que se celebra en la Capilla Sixtina, donde los cardenales estarán sometidos a un completo aislamiento. Los camarlengos se alojan en el Vaticano y votan a puerta cerrada sin ningún tipo de contacto con el exterior.

La elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección del Romano Pontífice se requieren dos tercios de los votos. El primer día de cierre se celebrará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde. El scrutinium contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee “Eligo in Summum Pontificem”, mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del escogido. Después, cada cardenal llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará el juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que tiene que ser elegido”. Después colocará la papeleta en un plato y con este la deslizará en la urna. Una vez todos hayan votado, se inicia el recuento. Después de cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará en el exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha conseguido un acuerdo. Si es negro, el cónclave tendrá que seguir. Una vez un cardenal se imponga al resto, se le preguntará si acepta, y en caso de asentir, se le preguntará cómo quiere ser llamado. El nuevo papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina y el último paso será anunciar la elección en el mundo: “Habemus Papam”.