Despertarse, ducharse, hacerse el café y adentrarse en el subsuelo de Barcelona, es una rutina que siguen diariamente miles de personas, que utilizan el metro como medio de transporte habitual en sus desplazamientos a lo largo de toda el Área Metropolitana de Barcelona. Según datos de TMB, la cifra anterior a la pandemia se situaba en torno a los 1,3 millones de validaciones diarias los días laborables.

Unos usuarios que se desplazan por los 123 km de longitud que tiene el metro de la capital catalana, por los que circulan 161 trenes en hora punta a lo largo de las 8 líneas que lo integran. En toda la red, se encuentran 161 estaciones abiertas al público, un recuento que no tiene presente el número de estaciones cerradas, en proceso de construcción o proyectos de paradas que los pasajeros nunca han llegado a pisar.

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'Gaudí' es una de las estaciones cerradas que nunca se ha abierto al público | Fuente: Manuel Marina

La Barcelona subterránea

Manuel Marina (Soria, 1966) es guía oficial de CultRuta y responsable de las visitas que se hacen al subsuelo de Barcelona. "Las estaciones fantasma son las que generan más curiosidad porque están bajo tierra, y todo lo que está en el subsuelo nos genera una curiosidad innata", explica el guía. Al hacer las visitas, todo el mundo le pregunta por las estaciones fantasma y su respuesta siempre es la misma: "De fantasma no tienen nada, están cerradas y ya está".

"Si cada día el metro lo utilizan en torno a un millón de personas, hay un millón de historias por explicar"

Marina recuerda que el interés por estos túneles y 'calles' subterráneos le proviene de su abuelo, cuando de pequeño le explicaba cómo funcionaba todo el entramado de túneles, estaciones y vías que tenía la ciudad de Barcelona subterráneas. "De pequeño iba de Rocafort a Sant Andreu al frente del convoy, tenían una ventana y me conocía de memoria todo el túnel", recuerda con ilusión.

Manuel Marina Historiador - Sergi Alcazar

Manuel Marina en la entrada del metro de la calle Numància, Sants | Foto: Sergi Alcàzar

"Los orígenes del metro de Barcelona son los túneles que se construyeron en Via Laietana en 1910". Unos túneles que se hicieron sin ningún proyecto de metro aprobado y resultaron no ser válidos porque no eran lo bastante grandes como para meter los coches. "La primera estación que se hizo y que hoy en día todavía se encuentra en funcionamiento es la de Espanya, de la L1".

Con la ayuda de Marina, nos adentramos y conocemos las estaciones que se encuentran cerradas o en desuso a lo largo de toda la red ferroviaria del metro de Barcelona. Las más palpables son tres:

1. Correos

La más conocida. Situada bajo la plaza de Antoni López, entre las paradas de Jaume I y la Barceloneta, esta es la única estación de las que os detallamos a continuación que estuvo en funcionamiento, de 1934 a 1972, y se cerró por la proximidad entre ambas paradas.

Algunos de los carteles publicitarios que se encuentran en 'Correos' | Fuente: Manuel Marina y archivo TMB

"Aquí todavía se pueden encontrar carteles publicitarios de la época: carteles electorales, un anuncio de Danone, de muebles Asturias o La Fábrica y todavía está presente el letrero de CORREOS". Marina se lamenta del estado en el que se encuentra la parada y explica que de los dos andenes que había, uno de ellos se derribó para construir la otra vía, de aquí que solo quede visible uno.

2. Gaudí

Esta es una estación construida pero cerrada al público. Se encuentra bajo la avenida Gaudí, y la parada no ha entrado nunca en funcionamiento. "Se construyó en los años sesenta y si te fijas, al cabo de 10 segundos de salir de Sagrada Família por la L5 dirección Sant Pau, se ve una ampliación del túnel, los andenes y las escaleras mecánicas". Hace un tiempo, recuerda Marina, la parada se había utilizado para incorporar publicidad y anuncios, ya que dispone de salida al exterior, hecho que la hace más accesible que el resto.

Disfrute decoracio Navidad|Nadal

En 'Gaudí' a veces se incorpora publicidad que los pasajeros pueden ver desde el convoy | Fuente: Archivo TMB

3. Banco

Una parada que fue construida por el Ayuntamiento, pero que nunca entró en servicio. Se encuentra bajo la plaza de Antoni Maura, al lado de la avenida Catedral con Francesc Cambó, justo delante del edificio del BBVA, la antigua Catalunya Caixa.

La leyenda explica que en este proyecto de estación había un túnel que conectaba con la cámara acorazada del antiguo Banco de España y, por la noche, llegaba un tren cargado con dinero. Un dinero que se había recogido en el resto de estaciones de metro y que por este túnel -que no existe- se llevaba el dinero hasta el banco.

Estación Banco Manuel Marina'Banco' dispone de unas escaleras que no llevan a ningún sitio | Fuente: Manuel Marina

Marina detalla que a lo largo de la red de metro de Barcelona existen otras paradas cerradas o que no son visibles porque no pasaron del papel, de la fase de proyecto. Travessera es un ejemplo, "se proyectó, pero no se llegó a construir". Fernando es otra, pero esta se abrió en 1948 y estuvo operativa hasta 1968. "Fue la única estación de metro que dio servicio durante el franquismo, pero ya no queda nada". Y por último, Bordeta, una estación al aire libre situada entre Mercat Nou y Santa Eulàlia.

Localización estaciones 'fantasma' metro BCN Maria Lopez

Localización de las tres estaciones 'fantasmas' | Fuente: Maria López

Una estación rodeada de misterios y leyendas

Preguntando a Marina para conocer más leyendas que se esconden en el metro de Barcelona, el guía hace un especial énfasis en una en concreto: la parada de Rocafort. "Esta fue una estación que se utilizó como refugio durante la Guerra Civil, muchos salvaron la vida, pero muchos otros murieron arriba", detalla el guía. Y añade: "Durante los años sesenta, se produjeron una serie de suicidios, personas que se tiraban a la vía. En los años setenta, cuando hicieron la sede de la ONCE en la calle Calàbria, bajaban muchos ciegos, y algunos de ellos cayeron a la vía...".

Desde el monitor veían sombras, como si alguien esperara el metro

Pero eso no es todo, "los jefes de estación que estuvieron hasta los ochenta tenían que esperar que pasara el último vagón escoba por la noche, y decían que veían cosas raras". ¿Qué cosas? "Desde el monitor, veían sombras, como si alguien esperara el metro". Marina conoce a una trabajadora que le dijo: "Yo no quiero oír nada, pero ahí hay algo raro", él lo explica y a la gente le encanta.

A pesar de todo, el guía parece que no se lo acaba de creer, y recuerda lo que le dijo un operario que llevaba haciendo el mantenimiento nocturno, la primera vez que bajó al túnel de Via Laietana para visitar Correos: "Yo aquí lo único que he visto son fantasmadas, gente que se inventa historias. Aquí hay algún ratoncillo asustado, algún gatillo que se cuela, pero no hay nada más".

Estación Rocafort

Imagen de la estación de Rocafort, años 30 | Fuente: Archivo TMB

Unas rutas para pequeños y mayores

¿A qué público le interesan estas rutas, Manuel? "A veces me he encontrado con el abuelo, con el hijo y con el nieto, tres generaciones juntas. Hay cosas que explico y veo que el abuelo sonríe porque lo recuerda, al hijo le suena alguna cosa y el nieto adolescente dice: '¡¿qué?!'". En el metro, explica Marina, aprovechan para hacer un recorrido a lo largo de la historia, mostrando los cambios que ha percibido la sociedad a lo largo de este tiempo.

"La gente que viene a hacer las rutas nos pregunta: ¿por qué no se conservan las decoraciones originales?", explica Marina. "En Madrid han restaurado Chamberí, una estación original del año 1919 que se cerró el 1966", una parada, asegura el guía, que "se ha restaurado tal y como estaba, es una joya que genera colas para acceder".

Chamberí Metro Madrid

Estación de 'Chamberí' | Fuente: Museos Metro de Madrid

Marina se lamenta de la falta de conservación de la red de metro catalana. Le gustaría que se pudiera disponer de un espacio o museo en el que visitar los coches antiguos. De cara a un futuro, con el centenario del metro de Barcelona en el 2024, el guía espera que se pueda celebrar la efeméride de alguna forma especial, recuperando por ejemplo alguno de los elementos de la época que se conservan y que no son visibles para la ciudadanía.