El incendio de Torrefeta i Florejacs, en la comarca de la Segarra (Lleida), considerado el primer gran incendio forestal del año en Catalunya —y en el Estado español— se estabilizó a última hora de este martes gracias, buena parte, a la lluvia que cayó sobre la zona afectada y que ayudó a controlar el fuego y a levantar el confinamiento de los nueve municipios (Agramunt, Artesa de Segre, Vilanova de l'Aguda, Guissona, Sanaüja, Torrefeta, Oliola, Cabanabona y Ponts). El fuego ha calcinado en torno a las 6.500 hectáreas y ha dejado la trágica noticia de dos víctimas mortales en Coscó, en el término municipal de Oliola, cuando fueron encontrados cerca de su vehículo. El fuego ha quedado estabilizado poco después de las diez y media de la noche, pero los Bombers han seguido trabajando toda la madrugada sin disminución de efectivos ante el peligro de que pudiera reavivar el fuego.
Un incendio de sexta generación
Hasta 50 dotaciones de Bombers de la Generalitat han trabajado para estabilizar un incendio que ha sido especialmente violento y rápido, según ha explicado el jefe del cuerpo, el inspector David Borrell, que ha destacado que las velocidades de propagación han sido "altísimas", que en algún momento han estado por encima de los 30 km/h. A la comparecencia de la noche, el jefe de los Bombers explicó que, durante un rato, el fuego "ha superado la capacidad de extinción" de los Bombers. Borrell también ha señalado que el comportamiento del fuego ha sido "propio de un incendio de sexta generación", con velocidades muy rápidas y pirocúmulos. De hecho, la velocidad de propagación más alta registrada en fuegos en Europa. Los vientos locales generados en torno al incendio habían conseguido los 120 kilómetros por hora y el pirocúmulo creado por la alta energía de las llamas y las condiciones atmosféricas ha ascendido 14.000 metros antes de desplomarse.
Un pirocúmulo que ha complicado la extinción
Hasta las ocho y media de la noche, el fuego ha evolucionado fuera de la capacidad de extinción y ha generado este pirocúmulo, una nube surgida a causa del incendio, de 14 kilómetros metros de altitud, el más alto en Catalunya desde que se tienen registros, que empezaron hace unos cinco años. Según una comunicación hecha por los Bombers, se trataba "de un fenómeno de unas dimensiones nunca observadas en Catalunya", tal como después ha explicado Borrell: "Es de las nubes más altas de las que tenemos constancia, con vientos registrados por encima de los 125 kilómetros por hora con velocidades y direcciones muy erráticas". Este pirocúmulo ha complicado todavía más los trabajos de extinción porque ha provocado "una rápida expansión" por el efecto chimenea.
Durante la noche, los Bombers han continuado perimetrando el fuego y remojando la zona para intentar que el terreno esté lo más frío posible, ya que para este miércoles también se esperan temperaturas muy elevadas. A las temperaturas de los últimos días, que por sí solas aceleran los incendios de cereal y matorrales, se ha sumado la influencia de las tormentas próximas y en algunos momentos las llamas han forzado la retirada de los efectivos de extinción a causa de su comportamiento imprevisible.
La tormenta ha llegado encima del incendio y la lluvia ha acelerado su estabilización, que se ha concretado a las 22.37 horas del martes. Con la mejora del estado del incendio, a las 23.11 horas se desactivaron las tres órdenes de confinamiento que se habían dictado para la localidad de Torrefeta y la que quedaba en vigor del incendio de Sanaüja, que se dio por controlado a las 00.01 horas.
La tragedia, pero, ha marcado este incendio, que se ha cobrado dos víctimas mortales. Los dos cuerpos los han encontrado efectivos de los Bombers mientras trabajaban en la zona del perímetro del incendio, a tocar de Agramunt. Los Bombers han descartado que haya más víctimas mortales. El president de la Generalitat, Salvador Illa, que este miércoles ha cancelado su agenda para desplazarse a la zona del incendio, se mostró "consternado" y va enviado su pésame a los familiares, en un mensaje a través de la red X.