Solo hay que echar un vistazo a las redes para ver que cada vez hay más vídeos sobre estilos de vida saludable, rutinas de gimnasio o infusiones y 'tés matcha' para cuidar nuestra salud. Los más jóvenes son los principales consumidores de este contenido y no sería extraño pensar que, junto con las campañas de concienciación, la tendencia respecto al consumo de alcohol y tabaco ha podido cambiar entre los jóvenes.
Un estudio reciente presentado por el Ministerio de Sanidad ha registrado mínimos históricos de consumo de tabaco y alcohol entre estudiantes de 14 a 18 años. En el caso del tabaco, un 27,3% lo ha probado alguna vez y solo un 4,3% fuma diariamente. Además, el 46,4% ha intentado dejarlo el último año.
El alcohol continúa siendo la sustancia más consumida, aunque los datos de 2025 muestran un descenso respecto al año pasado. El 73,9% del alumnado declara haberlo consumido alguna vez en la vida (frente al 75,9% en 2023), el 71,0% en los últimos doce meses (frente al 73,6%) y el 51,8% en los últimos treinta días (frente al 56,6%). También disminuyen las prácticas de riesgo: el 17,2% de los estudiantes se ha emborrachado en el último mes (frente al 20,8% en 2023) y el 24,7% ha practicado binge drinking (frente al 27,8%).
¿Qué piensan los jóvenes?
En la calle, los encuestados se contradicen constantemente. Algunos explican que solo tocan el alcohol de vez en cuando: una copa cada tres meses, una cerveza entre clases o un vaso cuando salen de fiesta. Otros van un poco más allá y admiten que el gusto de la cerveza les gusta, pero que la versión sin alcohol “nunca ha sido una opción”.
En el caso del tabaco, muchos lo descartan directamente porque no les gusta ni el olor, o porque siempre han tenido “el miedo de engancharse”. Incluso algún joven confiesa haberlo probado por curiosidad pero sin llegar a cogerle el gusto
Lo que sí que coincidece más es la sensación de que ahora hay otras aficiones y otro ambiente: gimnasio, deporte, tiktoks de rutinas, gente que quiere cuidarse, que quiere “enfocarse en uno mismo”. Y algunos tienen claro que las redes pesan mucho: desde mostrar estilos de vida más saludables hasta informar sobre los efectos del alcohol y del tabaco.