La lucha contra el consumo de plástico en los comercios hace años que es una de las iniciativas más comunes. La prohibición de dar bolsas de plástico gratuitas en los supermercados puede tener consecuencias inesperadas, según revela un estudio publicado en el Journal of Marqueting Research. Las restricciones están pensadas con la intención de reducir la contaminación plástica, pueden provocar efectos contrarios, que contradicen los objetivos ecológicos de la iniciativa. El estudio ha analizado las políticas implementadas en las ciudades de Austin y Dallas, en Texas, que prohíben las bolsas de plástico de un solo uso o hacían pagar por ellas, igual que pasa en el Estado español. Las normativas, que posteriormente quedaron derogadas, tuvieron un efecto contrario: los consumidores empezaron a comprar más bolsas de plástico para usos domésticos, como por basura. Los datos se han confirmado gracias a un análisis de datos de escáneres de códigos de barras.

El objetivo era conseguir un cambio positivo en los hábitos de consumo, como el uso de bolsas reutilizables de rafia o de tela, los datos, en cambio, muestran que muchos compraron todavía más bolsas de plástico. Este aumento en la compra de estos productos ha abierto el debate sobre la eficacia de estas políticas ambientales.

Más bolsas de plástico

Uno de los descubrimientos clave del estudio es que los hábitos creados para las políticas medioambientales se han mantenido en el tiempo, incluso, después de que las normas se hayan derogado. En Austin, donde la prohibición estuvo vigente durante 5 años, los consumidores seguían comprando un 38,6% más bolsas de plástico al final del periodo de análisis, 18 meses después de que hubiera caído la norma. En Dallas, donde la política estuvo activa solo 5 meses, los hábitos si se consiguieron cambiar más rápidamente, a pesar de que, tardaron más de 1 año en volver a los niveles previos.

A pesar de los efectos negativos que ha comportado la norma, el estudio señala que las políticas podrían seguir beneficiando al medio ambiente si consigue reducir el uso de bolsas de plástico en las compras. Según un análisis de equilibrio ambiental, los consumidores en Dallas tendrían que utilizar una bolsa menos por cada 7 viajes de compras, mientras que en Austin sería una bolsa menos cada 5 viajes para compensar el aumento en el consumo de bolsas de basura. Los datos apuntan la importancia de reducir, incluso, las pequeñas cantidades de residuos plásticos en el largo plazo, porque podrían tener un impacto positivo acumulativo.

El estudio también apunta la necesidad de hacer un diseño de políticas públicas más robustas que minimicen los efectos secundarios no deseados. Y además, apuntan la importancia de complementar las regulaciones con campañas educativas que promuevan cambios de comportamiento sostenibles a largo plazo.