Un 55% de los maestros de primaria de Catalunya declaran sufrir estrés por tener que atender a alumnos con necesidades educativas especiales, situando en Catalunya a la cabeza de España según el informe TALIS (Teaching and Learning International Survey) de la OCDE. Esta cifra supera el 42% de media estatal. En cuanto a secundaria, el 44% de los docentes catalanes manifiestan estrés por este motivo, por encima de la media estatal del 40% y de la OCDE (37%). Asimismo, el 49% de los maestros de primaria catalanes aseguran sentir estrés cuando preparan las clases, mientras que en secundaria este porcentaje es del 39%, igual que la media estatal.

Además, el 59% de los profesores de secundaria de Catalunya se quejan de tener mucho trabajo administrativo, una cifra inferior al 64% que se registra en el conjunto del Estado. El estudio también muestra que los docentes noveles reportan más estrés: un 42% en secundaria y un 43% en primaria declaran sentir estrés por atender a alumnos con necesidades educativas especiales, mientras que esta proporción disminuye a medida que aumenta la experiencia. Cataluña es la comunidad donde más profesores trabajan con alumnos con necesidades educativas especiales: 87% en secundaria y 90% en primaria, mientras que la media estatal es del 78% y 82% y la de la OCDE del 77%.

En cuanto al estrés general, el 16% de los docentes en todo el Estado aseguran sentir mucho estrés en el trabajo, por debajo del 19% de la media de la OCDE. En secundaria, el porcentaje es el mismo que el estatal, pero baja al 14% en Catalunya. En primaria, el porcentaje más elevado de profesores con mucho estrés se encuentra en Cataluña, con un 17%.

Satisfacción con el trabajo muy alta

La satisfacción con el trabajo sigue siendo alta: un 95% de los maestros de primaria y un 94% de secundaria afirman estar satisfechos con su tarea, por encima de la media de la OCDE (89%) pero por debajo de la media estatal (97% y 95%).

Según la Fundació Bofill, el estrés del profesorado se debe principalmente a la sobrecarga laboral, falta de recursos para gestionar el aula, infrafinanciación, presión administrativa y ausencia de políticas de desarrollo y capacitación profesional de calidad. En concreto, señalan que hay una “ausencia de políticas de apoyo para hacer frente a la complejidad”. Maria Marcos, presidenta de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, destaca que la diferencia de los datos catalanes respecto a la media europea es una “señal de alarma clarísima” y por eso reclama ponerse al día con equipos multidisciplinares.

La Fundació Bofill propone cinco medidas concretas: primero, impulsar un plan de inversión para aumentar las ratios de educadores y trabajadores sociales, psicopedagogos, integradores sociales, mediadores y especialistas en inclusión, empezando por los centros más vulnerables y extendiéndolo a todos, sin vincularlo a financiación extraordinaria. Segundo, incrementar el tiempo de coordinación de los equipos docentes. Tercero, establecer un marco de incentivos para promover la participación en actividades de formación y reconocimiento salarial por la asunción de funciones adicionales. Cuarto, implementar un plan de acompañamiento durante los dos primeros años de docencia y un programa de mentoría para todo el profesorado novel. Quinto, establecer un plan de formación permanente adaptado a las necesidades de cada centro.