Esta es una escena que se ha visto en muchas series o películas de ciencia ficción: astronautas cultivando plantas que tienen que servir de alimento para los humanos por sus propiedades nutricionales en las colonias espaciales. U otro escenario distópico adecuado para el consumo de esta planta comestible salvaje acuática sería una catástrofe global que dejara sin alimentos a la humanidad. ¿Sin embargo, de qué planta hablamos? Se trata de la Azolla caroliniana Willd, también denominada helecho de agua, helecho mosquito o azolla, un género de helecho flotante que se ha cultivado durante varios millares de años (especialmente en toda Asia), y que incluye seis especies descritas nativas de la mayoría de biomas tropicales y templados del mundo. La azolla es una planta comestible salvaje poco estudiada, originaria del este de los Estados Unidos y, como otras plantas comestibles silvestres originarias de esta parte del mundo, tienen unas características que las convierten en buenas candidatas como recurso de seguridad nutricional y para opciones de resiliencia alimentaria. La azolla es una especie más digerible y nutritiva para los humanos que otras que se cultivan en Asia y África para alimentar el ganado.

Alimentar personas, aves y ganado

Así, el helecho de agua, es la planta que podría salvar a la humanidad porque es una especie comestible, capaz de duplicar su biomasa en dos días, capturar nitrógeno del aire y alimentar personas, aves y ganado. Esta es la conclusión a la cual llegan unos investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania que han publicado un estudio en la revista Food Sciende & Nutrition, del que se ha hecho eco RAC1. Este estudio es parte de un proyecto de investigación más amplio denominado Resiliencia alimentaria ante acontecimientos catastróficos globales. Tanto si se trata de una "solución rápida" en escenarios de catástrofes como parte de un plan de resiliencia a largo plazo, "la azolla tiene el potencial de proporcionar grandes cantidades de proteínas y calorías para las personas y el ganado. Si los sistemas de cultivo y preparación de la azolla se pueden hacer más eficientes, su cultivo interior o exterior después de desastres naturales "podría proporcionar una producción suplementaria de nutrientes resistentes al clima", afirma el estudio.

La pega es el alto contenido en polifenoles

El estudio, sin embargo, reconoce que existe una limitación para el uso de la azolla como materia prima y alimento humano, y es su alto contenido en polifenoles. ¿Y son los polifenoles? Son unos compuestos naturales que se encuentran en los alimentos vegetales y que destacan por los efectos beneficiosos para la salud, y su potencial en la prevención de enfermedades, pero siempre que se consuman en concentraciones más bajas de las que se encuentran en la azolla. En estos casos, los polifenoles tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y también presentan propiedades prebióticas. Se encuentran en los frutos rojos como los arándanos, las moras, las fresas, las frambuesas, la granada; los frutos secos, el cacao, el aceite virgen de oliva, en verduras como las espinacas, la berenjena, la remolacha o la cebolla morada, y en especias como la curcumina. Por eso son responsables del color, sabor y la amargura de muchas frutas y vegetales.

El problema es que en concentraciones elevadas, los polifenoles pueden limitar la absorción de nutrientes en el organismo, y actuar como factores antinutricionales. El estudio asegura que "los polifenoles se unen y precipitan proteínas e hidratos de carbono, haciéndolos biológicamente inaccesibles. El contenido fenólico total (TPC) mesurado de las especies de azolla es de 23,8-78,7 g GAE kg -1 DW, de 5 a 10 veces más alta que la cantidad de la mayoría de las otras frutas y verduras.

Cocinarla para combatir el exceso de polifenoles

El estudio publicado en Food Science & Nutrition también apunta que se pueden rebajar las concentraciones de polifenoles en la azolla según el método de cocción que se utilice. "Cocinar la planta disminuye su contenido fenólico y la hace más digerible", asegura Michael Jacobson, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y miembro del equipo que ha realizado el estudio. Se ha demostrado que hay varios métodos de cocción que disminuyen el contenido de polifenoles, incluidos, entre otros, la ebullición, la cocción a presión, la fermentación y el sofrito. Estos métodos de cocción también aumentan la digestibilidad de los mismos polifenoles, además de permitir la biodisponibilidad continuada de otros macronutrientes. Se desconoce como estos métodos de cocción afectan a la nutrición de las especies de azolla y si reducirían el contenido de polifenoles a un nivel que reduciría las limitaciones de ingestión. Estos métodos son sencillos y de bajo coste, y podrían ser una solución fácil para permitir el uso de la azolla como fuente de alimento en muchas situaciones.