El optimismo y la ilusión con la que unos recibieron la noticia del cambio de fase de la 0 a la 1 o 2 contrasta con los que ni lo celebraron. Cuando se suavizó ligeramente el confinamiento por el coronavirus y se permitían paseos y hacer deporte en algunas horas del día se empezó a hablar del síndrome de la cabaña. Aunque muchos expertos coincidían en que científicamente era una absurdidad hablar de síndrome, detectaron esta reacción, el miedo de volver a salir a la calle.

"Lo que estamos viendo es que salir del confinamiento depende mucho de cómo uno entró", explica el psicólogo y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC José Ramón Ubieto. "Mucha gente ha visto, con sorpresa, que ha estado bien confinada".

De esta manera, señala que durante un tiempo se han detectado menos suicidios, menos bullying y menos ingresos psicológicos. "Ahora hemos descubierto que podemos leer, ver series y estar con la familia". No todo el monte es orégano. Para otros, el confinamiento ha sido complicado porque estaban muy acostumbrados al contacto con gente o porque simplemente no lo han podido aguantar. Se han detectado casos de personas que se lo han saltado con cualquier excusa".

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Ahora sin embargo, con el relajamiento del confinamiento medio país quiere salir y la otra mitad no. "Pienso que hay tres categorías de personas, hay gente que no tiene ganas de salir, de otros que sí y después los que no hacen caso y salen sin control y medida", expone.

De esta manera insiste en que hay un grupo de personas que quizás no tiene ganas de salir. En este grupo, el psicólogo habla de adolescentes que no les apetece salir con el padre o la madre; niñas y niños pequeños que quizás han cogido miedo de tanto oír hablar del coronavirus; personas mayores, que tienen miedo de caer o contagiarse o personas que tienen algún tipo de trastorno y que ven el mundo como un sitio hostil y que, por lo tanto, prefieren quedarse en casa.

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Ubieto explica que, para aquellos que sienten que no tienen ganas de salir "es un hecho progresivo". "Mucha gente dice que ahora se encuentra bien en casa y que saldrá con calma pero es una defensa". Así, insiste en que si se supiera que el virus se acaba este sábado, por ejemplo, saldrían. Pero lo que hay es mucha incertidumbre. "No se sabe si habrá rebrotes, ni cuándo será y también existe el temor de un nuevo confinamiento", concluye.

 

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