Los comedores escolares catalanes han desperdiciado 100.000 toneladas de comida en sólo diez años, según recoge el estudio '100 milions de Quilograms'. El informe, elaborado por la empresa del sector Campos Estela, apunta que cada día un niño que utiliza el servicio de comedor escolar tira una media de 120 gramos, que se acaban traduciendo en 21 kilos anuales. En Catalunya, cerca de medio millón de personas usan este servicio y, teniendo en cuenta los 21 kilos que se malbarata por persona, la firma calcula que cada año se podrían estar tirando 10.000 toneladas de alimentos, con un coste de 36 millones de euros. Aparte de este gasto económico, el coste del desperdicio es mucho más elevado. El estudio recoge que el actual modelo alimentario es el responsable de aproximadamente el 26% de las emisiones de efecto invernadero.

Impulsan un proyecto para evitar que se tire la comida

El director general de Campos Estela, Martí Garcia, ha afirmado que esta situación es causada "por toda una combinación de factores". Entre estos elementos, Garcia ha señalado la relación de los niños con la comida, los gustos personales, así como la manera que se les ha educado en casa. El director general de esta empresa de servicio de comedor también es el responsable de Pesa i Pensa, una iniciativa para hacer frente al despilfarro en los centros educativos. En este proyecto, los niños son los protagonistas al ser los responsables de separar los restos de alimentos no consumidos durante las comidas en recipientes. A continuación, pesan cada fracción y registran los resultados para obtener información de qué alimentos o menús acostumbran a generar más despilfarro. Desde que se inició, Pesa i Pensa se ha aplicado en unos cuarenta centros educativos y una treintena de entidades en el ámbito educativo en las demarcaciones de Barcelona, Girona y Lleida, así como en casas de colonias.

Las instituciones también intentan frenar el despilfarro alimentario

Desde las instituciones también se han creado medidas para intentar frenar el desperdicio alimentario. El Parlamento de Catalunya aprobó en el 2020 una ley que, entre otros puntos, obliga a las empresas alimentarias, las entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro que se dedican al sector de la alimentación a disponer de un plan para prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentarios. Esta medida se acordó con el fin de conseguir reducir a la mitad el despilfarro de alimentos el año 2030.

Por su parte, el Gobierno presentó y aprobó el pasado mes de junio el proyecto de ley de Prevención de las Pérdidas y el Malbaratamiento Alimentario. Igual que la norma catalana, esta ley obliga a todos los agentes de la cadena alimenticia a elaborar un plan de prevención para evitar el desperdicio. Además, contempla sanciones para bares, restaurantes y supermercados en caso de no cumplirlo.