Unos días después de quedarse perpleja por la derrota del “si” y la victoria del “no” a los Acuerdos de Paz con la guerrilla de las FARC, Colombia recibió otra noticia que, por buena, no dejó de ser sorprendente: el premio Nobel de la Paz 2016 ha sido concedido a Juan Manuel Santos por el esfuerzo realizado en busca del cese de la guerra con el grupo guerrillero.

La noticia fue recibida tanto por las FARC como por muchos otros colombianos como un serio y voluntarioso espaldarazo al proceso reiniciado por Santos hace cuatro años en La Habana. Todo un poder para seguir luchando por el fin de un conflicto que dura más de 50 años y que, cuando parecía que llegaba a un final feliz, fue frustrado el pasado domingo en un plebiscito que ganaron los partidarios del “no” por menos de 50.000 votos.

La reacción de la guerrilla

El Nobel es el segundo que recibe un colombiano después del de Literatura que Noruega concedió hace 34 años al escritor Gabriel García Márquez. Si aquel llenó de orgullo a los colombianos, este ha sido interpretado como el mensaje más directo para decir con mayúsculas que la paz en este país no tiene marcha atrás.

“Esperamos que el Nobel de la Paz le dé al presidente Santos fuerza para darle vida al Acuerdo final y dignidad a todos los colombianos”. Estas palabras corresponden a @IvanMarquezFARC, uno de los jefes guerrilleros que fue el primero en manifestarse sobre la concesión del Nobel.

El líder del grupo, @Timochenko_FARC, por su parte, en un primer mensaje en su cuenta de tuit fue claro: “El único premio al que aspiramos es de #PazConJusticiaSocial para #Colombia su paramilitarismo, sin retaliaciones ni mentiras #PazALaCalle”.

Posteriormente, y antes de emitir un comunicado conjunto con la delegación negociadora de la paz, Timochenko escribió: “Felicito al presidente Juan Manuel Santos, a garantes Cuba y Noruega, acompañantes Venezuela y Chile sin los cuales sería imposible la PAZ”.

El discurso del presidente

El presidente Santos se dirigió brevemente a los colombianos sobre las 7 de la mañana colombiana (14 horas en Catalunya). Estaba emocionado: “Agradezco infinitamente y de todo corazón esta honrosa distinción. La recibo no a nombre mío sino a nombre de todos los colombianos, en especial a las millones de víctimas que ha dejado este conflicto que hemos sufrido a lo largo de más de 50 años. Colombianos este premio es de ustedes, es por las víctimas, y para que no haya una sola víctima más, un solo muerto más que debemos reconciliarnos y unirnos para culminar este proceso y comenzar a construir una paz estable y duradera. Este honroso premio es también un tributo a todas aquellas personas que han contribuido a que estemos a punto de lograr esa paz tan anhelada, a los negociadores de ambas partes y a tantas otras personas e instituciones que nos han apoyado en este proceso. Recibo este reconocimiento con gran humildad, y como un mandato para seguir trabajando sin descanso por la paz de los colombianos a esta causa, a esta causa dedicaré todos mis esfuerzos por el resto de mis días. Gracias  a Dios la paz está cerca, la paz es posible y es la hora de la paz. Juntos, juntos como nación lograremos construirla. Los invito a todos a que unamos nuestras fuerzas, nuestras mentes, nuestros corazones en este gran propósito internacional para que así todos ganemos el más importante premio, la paz de Colombia”.

El tuit de Uribe

Las palabras esperanzadoras de Santos fueron contestadas posteriormente por el gran adalid del “no”, el expresidente Álvaro Uribe que en su cuenta de tuit escribió: “Felicito el Nobel para el presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia”.

De todas partes del mundo, Santos ha recibido elogios, al mismo tiempo que todo el mundo entiende que el premio no sólo es para él sino que también está dirigido a las víctimas del conflicto por su generosidad al estar dispuestas al perdón y a la reconciliación, a las FARC y a todo el pueblo colombiano por el esfuerzo y la lucha que está llevando a cabo para acabar con la guerra.

Lo que está claro es que el proceso no se puede dilatar demasiado y casi todos los analistas coinciden en que los nuevos acuerdos tienen que aprobarse antes de final de año. El Gobierno de Santos, las FARC y el partido de Uribe están exigidos en la elaboración de un trabajo constructivo por el bien del país, de los del “si” y de los del “no”.

Hace unos días el Washington Post tras la victoria del “no” echaba un jarro de agua fría a las esperanzas de Colombia de lograr la paz y a las de Santos de lograr el Nobel. Y sí bien el “no” dio a Uribe el máximo protagonismo, el Nobel acaba de resucitar a Santos.