Kris Charlier, un ciudadano flamenco residente en Bigues i Riells (Vallès Oriental), protagonizó un episodio de discriminación cuando dos guardias del aeropuerto del Prat le exigieron que les hablara en castellano. Ahora, ha reivindicado delante de la Plataforma per la Llengua que la población catalana tiene que utilizar su lengua "siempre, siempre, siempre".

En un vídeo compartido por la ONG del catalán, se puede observar Charlier explicando que, aunque su lengua materna es el neerlandés, también sabe hablar francés, inglés y alemán, y aprendió catalán en un casal.

"Con el catalán en Catalunya, normalmente, tiene que ser lo suficiente. Todo es querer escuchar. Si la otra persona habla castellano y hace el esfuerzo, puede comprender lo que le dicen, igual que al revés", ha declarado, recordando la vejación que partió por parte de los agentes.

Por otra parte también ha querido destacar el hecho de que, en algunos medios en catalán, aparece publicidad en castellano, "me parece anormal".

 

 

 

Kris Charlier habla con Plataforma per la Llengua / @llenguacat

Le exigieron que hablara castellano

Los hechos investigados tuvieron lugar el 9 de diciembre de 2019 cuando Kris Charlier se disponía a cruzar el arco de seguridad del aeropuerto del Prat. Según denuncia, un guardia de seguridad detectó que llevaba alguna cosa bajo la ropa y le pidió que le mostrara.

Al explicar en catalán que se trataba de una bolsa de estoma que le colocaron a raíz de una operación de colon por motivo de un cáncer, el guardia, asegurando no entenderlo, le pidió que le hablara en castellano.

Él le explicó que era ciudadano belga y que no hablaba el castellano. En aquel momento, el guardia llamó a dos agentes de la Guardia Civil que, de manera poco amigable, también dijeron no entenderlo y le exigieron que les hablara en castellano. Al negarse a enseñar la bolsa en público, los agentes, a que en ningún momento le ofrecieron la posibilidad de ser atendido en catalán, lo obligaron a inclinarse los pantalones.

Posteriormente, lo denunciaron por perturbación del orden público y por negarse a cooperar con la policía.

Por su parte, y con el apoyo legal de la Plataforma, Charlier denunció a los dos agentes por acusarlos de un delito contra la integridad moral, que puede comportar una pena de entre seis meses y dos años de prisión. La denuncia fue admitida a trámite y los medios rápidamente se hicieron resonancia del caso de Charlier, que fue entrevistado por varios diarios y programas de radio y televisión.

"Un caso de vejación perpetrado por guardias civiles"

Casi un año y medio después, Charlier fue citado para dar su versión de los hechos. Un hecho celebrado por Plataforma, que asesoró legalmente a la víctima, dado que, por fin, un caso de discriminación lingüística como este ha sido investigado por un juzgado de lo penal y confían que llegue a juicio porque los hechos "comportan un delito contra la intimidad cometido por funcionarios públicos".

 

Imagen principal, Kris Charlier / Plataforma per la Llengua