Este verano, Cala Pola, uno de los lugares naturales más emblemáticos y visitados de la Costa Brava, vuelve a contar con un campo de boyas regulado para embarcaciones de hasta 10 metros. La gestión de este campo de boyas irá a cargo del Camping Cala Pola, que hace una apuesta clara por la protección del medio marino y por una convivencia más ordenada entre los diferentes usuarios de la cala.
En temporadas anteriores, la falta de candidaturas a la licitación pública había dejado Cala Pola sin un sistema de amarre regulado, hecho que provocó fondeos incontrolados sobre fondos protegidos y numerosos conflictos entre navegantes. Esta situación tuvo un impacto negativo tanto en el medio ambiente como en la calidad de la experiencia de los visitantes.
Cala Pola forma parte de la Zona Especial de Conservación (ZEC) "Mar de Tossa", incluida en la Red Naturaleza 2000 de la Unión Europea. Se trata de un espacio protegido por la presencia de praderas de Posidonia oceanica, una planta marina clave para el equilibrio de los ecosistemas: genera oxígeno, fija sedimentos, proporciona hábitat para numerosas especies y ayuda a proteger la línea de costa.
"Con esta iniciativa queremos poner fin a una etapa de descontrol y contribuir activamente a la conservación de un entorno natural de gran valor", explican desde la dirección del camping. "El nuevo campo de boyas utiliza sistemas de fondeo respetuosos con el fondo marino, cumpliendo con la normativa ambiental vigente tanto del Ministerio para la Transición Ecológica como de la Generalitat de Catalunya."
A través de esta actuación, el Camping Cala Pola se compromete a promover una gestión sostenible y responsable de los usos recreativos del litoral, y hace un llamamiento a los navegantes para que adopten una actitud cívica que contribuya a preservar este espacio único de la Costa Brava.