Este domingo, 31 de marzo, tendremos una hora menos, es decir, cuando el reloj llegue a las dos de la madrugada pasarán a ser las tres. Como cada año, el horario de verano llega cuando acaba marzo y todos los ciudadanos de la Unión Europea pasarán a este nuevo horario este fin de semana.

Esta modificación cumple con una directiva comunitaria a nivel europeo. Para determinar el momento del cambio de hora, se tuvo en cuenta el hecho de que en España existen dos horarios oficiales: el peninsular y el de las Islas Canarias, que tiene una hora atrasada desde 1922.

España se situará a partir del domingo y hasta octubre en la zona UTC+2. La UTC (Universal Time Coordinated) es un estándar de tiempo universal por el cual se rige el tiempo y los relojes del mundo. Este estándar ha sustituido en el GMT (Greenwich Mean Time), que se basaba en la hora solar.

Historia del cambio de hora

El cambio de hora lo propuso por primera vez el científico Benjamin Franklin en 1784, pero no se puso en práctica hasta la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón. La idea de Franklin era aprovechar la luz del día para mantener las fábricas abiertas una hora más y, de hecho, esta idea es uno de los motivos por lo que todavía se sostiene el cambio, el beneficio comercial.

Oficialmente y de forma anual, el cambio de horario está establecido desde la década de los 70, cuando una fuerte crisis del petróleo obligó en muchos países a retrasar los relojes para tener una hora más.

¿Cuál es el beneficio del horario de verano?

El principal motivo por lo que se cambia la hora es el ahorro de energía. En España, el ahorro energético por el cambio de hora puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico de iluminación, equivaliendo a unos 300 millones de euros. 

Tener más luz natural también beneficia a la salud, ya que permite hacer más actividad física. El horario de verano incrementa el movimiento de la gente, que sale a correr, andar o realizar cualquier tipo de deporte.

El cambio también hace un servicio beneficioso para la economía. La gente sale mucho más a la primavera y el verano que al invierno y otoño, básicamente por las horas de luz. Cuando la gente sale más, gasta más, y por lo tanto, hay un mayor movimiento que afecta directamente, de manera positiva, a la economía del país. Los servicios del tercer sector multiplican su venta, un factor que incrementa la competencia y por lo tanto genera una bajada de precios.

Debate en Europa: ¿se tiene que mantener el horario de verano?

El beneficio es tanto que, por toda Europa se ha propuesto en varias ocasiones que se mantenga el horario de verano durante todo el año. El debate está servido, y cada vez hay más gente que se suma a eliminar el horario de invierno.

Tanto es así que en agosto de 2018 la Comisión Europea aprobó suprimir el cambio de hora que se realiza dos veces al año en la Unión Europea, sin embargo, el Ejecutivo español ha abierto un periodo de reflexión hasta el 2021, el año acordado por las autoridades europeas para reanudar el tema. Esta decisión viene motivada por la falta de acuerdo en el seno del comité de expertos nombrado por el Gobierno para decidir si España se queda con el horario de invierno o el de verano. Hasta entonces, parece que todavía tendremos que mover las agujas del reloj dos veces al año.

Las desventajas

Aunque el cambio de hora está pensado por el mayor beneficio de todo el mundo, no deja de tener contras, como el hecho de que puede provocar problemas de sueño y alterar nuestra rutina alimenticia. En todo caso, esta adaptación sólo dura unos días y, por lo tanto, generalmente, el cambio de horario es una modificación positiva para todo el mundo.