Nuevo cambio de horario. La madrugada de domingo, 27 de marzo, da comienzo el horario de verano que se extenderá hasta el último fin de semana de octubre. A las 2:00 horas serán las 3:00 horas, de manera que los relojes se adelantarán una hora, como pasará, sin excepción, en todos los estados miembros de la Unión Europea. El cambio de horario se justifica con un mejor aprovechamiento de la luz solar, si bien entre los europeos es mayoritaria la opinión de acabar con el cambio de horario.

Las primeras disposiciones del horario de verano se adoptaron en Europa en 1980 y con la aprobación en el año 2000 de esta directiva comunitaria se fijó el inicio del horario de verano el último domingo de marzo y su finalización en la madrugada del último domingo de octubre. En 2018, una consulta pública promovida por las autoridades europeas recopiló la opinión de 4,6 millones de europeos que, en más del 80%, se mostraron a favor de fijar una hora definitiva, convencidos de que el objetivo del ahorro energético que sirvió como justificación para poner en marcha el cambio horario había quedado desfasado. Si bien, en el conjunto de la UE se planteó la propuesta de eliminar el cambio de hora en el 2019, finalmente los entonces Veintiocho consideraron que la iniciativa era prematura y se aplazó hasta el año 2021, pero aún no se ha tomado una decisión definitiva. 

En el caso de España, el gobierno ha fijado el inicio y final del horario de verano desde 2022 hasta 2026, ya que sigue sin haber avances, ni se espera que los haya a corto plazo, en las negociaciones para fijar una hora definitiva y eliminar de esta forma el cambio estacional. La Comisión Europea considera que el consumo de energía no es el único aspecto positivo, sino también subraya otros impactos sobre sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo, los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio. El cambio de hora se remonta a la década de los 70, con la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz natural del sol y consumir menos electricidad en iluminación.

Sueño y estrés

Uno de los argumentos entre los que defienden que se deje de cambiar el horario es el efecto que tiene en nuestra salud. Se han realizado varios estudios para determinar cómo el hecho de adelantar o retrasar una hora los relojes puede afectar a nuestro organismo. Si bien ninguno de ellos aporta unos resultados concluyentes sobre las consecuencias, se ha constatado que provoca una alteración en la secreción de melatonina, hormona que actúa regulando los estados de víspera y sueño en función de la luz solar: cuanta más luz se produce menos melatonina, por lo tanto, la función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de manera más tardía. Hay expertos que destacan que la clave de los efectos nocivos del cambio de horario en nuestra salud están en la exposición a la luz.  Así, el incremento de horas de luz aumenta nuestros niveles de cortisol, una hormona que modula la respuesta al estrés.